Al entrar el pasado día 7 en la sala Bertha Benz para asistir al desfile de Brain&Beast, uno tenía la sensación de haber interrumpido algo. No nos resultó difícil adivinar a través de las rendijas de las puertas el eco de unos cuantos pasos apresurados e indicaciones en tono apremiante . No fue de extrañar, por tanto, que el inicio del show se retrasase casi 20 minutos.
Como no podía ser de otra manera, la espera valió la pena, y mucho. Por un set sencillo (tan solo dos filas de sillas de ceremonia bajo una sugerente luz roja, dos flamencos hinchables y una bola de discoteca) comenzaron a pasearse los personajes de maravilla que el director creativo de la firma barcelonesa construye con tanto esmero. Desde una ingenua princesa coronada con merchandising de comida rápida portando una tumbona hinchable a un rey de naipes con guantes de fregar. Los siguen una dama de cabaret en horas bajas y hasta una pariente lejana de Teresa de Calcuta. Modelo tras modelo, Ángel Vilda nos presenta el reparto de su personal película.
Al igual que un personaje de cine, cada look es único, y está perfectamente hilado y justificado en si mismo. Su relación con el todo, a través de los textiles, los cortes y combinaciones inesperadas parece algo casi orgánico. Ese tono irreverente y algo underground que el barcelonés sabe imprimir a sus creaciones está presente en todo el transcurso del desfile, sumergiéndonos en su universo creativo. Maxibolsos y tocados de locura completan la estética a la par coherente y delirante de la firma.
Vilda juega con los espectadores, poniendo a prueba sus referencias visuales, sociales y culturales a través de motivos estampados, tejidos y detalles de estilismo, construyendo personalidades poderosas por derecho propio.
Vilda juega con los espectadores a ritmo de techno y banda sonora, poniendo a prueba sus referencias visuales, sociales y culturales tanto pasadas como actuales a través de motivos estampados, tejidos y detalles de estilismo, construyendo personalidades poderosas por derecho propio. Los encargados de darles vida han sido, además de tops como Marina Pérez, habitual de la MBFWMadrid, caras conocidas como Eduardo Navarrete o, para sorpresa de muchos, el periodista de moda de RTVE Rafa Muñoz.
Aunque esta edición la firma ha mantenido sin duda su esencia y ese punto provocador que tanto gusta, es verdad que ha depurado su línea, con una propuesta más elegante que en anteriores ocasiones. La pasarela resulta también reseñable por una simplicidad que, tratándose de Brain&Beast, resulta de algún modo sorprendente. Además, no hemos visto rastro de la vena más oscura que otras veces ha parecido impregnar su trabajo. Esto no es algo negativo en sí mismo. Los cambios en moda no son nunca algo malo y, en el caso de Brain&Beast, tan solo podemos estar expectantes ante lo que nos ofrezcan la próxima edición.