LFW, diseño y calidad por todas partes. ¿Un sinónimo? Burberry.
Riccardo Tisci bautiza a su nueva colección «Tempest«, inspirándose en los «contrastes en la cultura y el clima británicos». El clima, ya no solo en el sentido político sino también en el ambiental, es actualmente un tema candente en Reino Unido. Todo el mundo habla de ello, pero nadie quiere inmiscuirse. Sin embargo, Burberry toma la iniciativa y lanza un mensaje positivo a través de los mercados y de las nuevas generaciones. «Incluir, no excluir», esa es la intención de Tisci.
El desfile comienza con aires modernos, juveniles y llenos de vanguardismo e innovación. Algo que con esta firma nadie había visto todavía. Pero siendo fiel a sus raíces, diseños mucho más formales reclaman su minuto de gloria. Son más conservadores, pero gustan. ¿Por qué? Porque son Burberry. En ellos se toma al color beige como pieza base. Un abanico de colores nudes y marrones son los protagonistas de esta historia, y solo se ven interrumpidos por extremos cromáticos, como son el negro y el blanco.
Se debe recordar que Tisci no es abiertamente político, pero en algunos de sus diseños las intenciones son más que claras y nos trasladan a un nuevo tipo de estilo juvenil, lleno de referencias codificadas a las fases antiestablecimiento de los años 90.
A mitad del desfile, la percepción hedonista, vanguardista y ambiciosa abandona la pasarela. Llega la alta burguesía, la soberbia y la elegancia, la cual se adhiere a un clasismo visto solo en las casas y clubs de campo. ¿Una excepción? El traje de falda y chaqueta negro de tercipelo. (Urbanitas, tomad nota).
Burberry nos emociona, nos aflige y nos devuelve al estilo londinense que todos los profesionales del mundo de la moda adoramos. Sin duda, un nuevo éxito de Tisci.