España, 1966. Una país arcaico y monopolizado por una serie de pensamientos y conductas que con los ojos del presente resultan de lo más anticuad y reprochable. En este contexto Carmen, una mujer de bien y recta hija de su tiempo pierde repentinamente a Mario, su marido. Cuando todo el mundo se ha marchado la viuda se queda a solas con el ataúd de su marido y comienza un soliloquio ante él. En este momento arranca ‘Cinco horas con Mario’, en este momento irrumpimos de lleno en su intimidad.
La obra de Miguel Delibes considerada un clásico de nuestra literatura es llevada a las tablas del Teatro Bellas Artes de Madrid, donde la función será representada del 12 de enero al 7 de marzo de 2021. Como protagonista de esta obra, Lola Herrera, y creedme si os digo que no se necesita nada más. Un clásico de la literatura y un clásico de la interpretación españoles se unen aquí en perfecta comunión para hacer algo grande, sublime, sobre ese escenario de la capital.
En lo que dura la función, Lola Herrera se convierte un canal de emociones y un retrato de un mundo que fue. En el papel de Carmen Sotillo la actriz vallisoletana encarna, por un lado, los valores de la época inmediata a la Guerra Civil: valores que defiende como importantes son en la actualidad aquello de lo que huimos. Como todo el arte, esta obra tiene un contexto, y resultaría de necios juzgar la moral que se encarna en Carmen con los ojos del presente. Especialmente, resulta de necios quedarnos ahí, porque además de esta radiografía de un pasado no tan lejano, Lola en Carmen es mucho, mucho más.
Más allá del retrato de la época que retrata y de la sociedad que la componía, en ‘Cinco horas con Mario’ se realiza un desfile de sentimientos que ven en ese momento el cauce para huir. Desde el momento en el que se levanta el telón, entre reproches y confesiones, el escenario queda inundado por una mujer afligida por la pérdida. Pero no solo es el dolor de la viudedad lo que le inunda: a Carmen le duele el pasado, lo que pudo ser y no fue, lo que fue y la culpa le impide saborear. A Carmen le duele la vida, y con la muerte de Mario muere, también, su censura personal, una censura que Lola Herrera se encarga de destruir para clavar cada uno de sus pesares en cada alma intrusa del patio de butacas.
‘Cinco horas con Mario’ es un viaje a los estragos emocionales de una época y a la liberación camuflada por un luto. Inmiscuyéndonos en la intimidad de esta viuda de los años 60 nos metemos de lleno en unos años oscuros y en un alma convulsa. De la mano de la grandísima estrella que sigue siendo Lola Herrera seremos testigos de tantas emociones calladas que encuentra escapatoria frente a un ataúd, aunque la culpa de una moral prefabricada haga que la liberación se mezcle con el final agridulce que deja ese último adiós.