En el imaginario general, el coleccionista de arte es una persona mayor, con una gran fortuna y con un gran entusiasmo por las obras que adquiere. Puede que por lo que le inspiran, por lo que cuestan o por el qué dirán. Tal vez una mezcla entre las tres. Pero, en la actualidad, estamos siendo testigos de una sorprendente tendencia en estos últimos años. Cada vez más fondos de inversión y particulares ajenos al mundo del arte han puesto sus ojos en las subastas de Christie’s. ¿También ellos han caído en el passion investment o hay otras razones detrás?
Mucha gente piensa que las obras de arte son meramente objetos decorativos. Sin embargo, el arte también puede ser un excelente vehículo de inversión. Se dice que invertir en arte es uno de los valores más seguros y rentables, incluso en época de crisis. Primero porque, el valor de una obra de un artista consagrado nunca se depreciará. Si hablamos de artistas jóvenes, el valor al adquirir la obra puede incluso revalorizarse con el tiempo (si termina siendo reconocido nacional o internacionalmente). El riesgo de que pierda valor una obra en el tiempo es nulo, y el potencial de revalorización puede ser incuantificable.
Por otra parte los expertos hablan de que se necesita un periodo aproximado de 12 a 18 meses para que una recesión alcance el mercado del arte. Los precios podrán bajar en momentos de crisis, pero siempre en menor proporción que otros activos. No están sujetos a tanta volatilidad e incertidumbre como otras inversiones.
Aunque sigue siendo un mundillo fuera del alcance de muchos, las subastas y galerías de arte online han hecho más accesible la inversión en arte para los coleccionistas del siglo XXI. La gente poco a poco se inicia en las compras de obras sin la necesidad de verlas en persona. Es más fácil acceder a las páginas webs que adentrarse en los exclusivos círculos de coleccionistas. Pero, ¿cómo podemos nosotros invertir en arte? Lo importante es saber cual es el presupuesto y tener en mente que no podremos competir por grandes y prestigiosas obras. Aunque si podremos optar a piezas más pequeñas o menos conocidas más a nuestro alcance, y puede que incluso descubramos al siguiente gran artista del siglo.
Si esto os parece muy arriesgado, hay otras formas de iniciarse en el mundo de la inversión de arte. Se puede comprar acciones de empresas activas en el mundo del arte, participar en fondo de inversión especializados o incluso buscar crowdfundings para invertir directamente en algún artista que nos llame la atención. Obviamente, estas formas de invertir en arte tienen sus desventajas (como no poseer las obras o que algunos fondos no son del todo transparentes) pero son tres buenas maneras de invertir si no se tienen muchos conocimientos (ni mucho presupuesto). Los momentos de crisis son momentos de cambios, ¿por qué no trasladar nuestros ahorros de debajo del colchón a la compra/venta de arte?