La pandemia de la COVID-19 y los consiguientes cierres sociales y económicos necesarios para contenerla están suponiendo para las industrias del vestido, el calzado y el textil una serie de retos sin precedentes. Esta crisis está produciendo un gran cambio en la industria de la moda en general. Los negocios minoristas han estado cerrados temporalmente y las marcas se está ajustando a la disminución del gasto de los clientes.
Incertidumbre, es probablemente la palabra que más se ha usado para hablar de la actualidad. China, génesis de la pandemia y principal productor de prendas y accesorios de fast fashion tienen todavía en vilo a las grandes empresas internacionales, Zara y H&M. Es por ello, que las preocupaciones ‘responsables’ que antes estaban en cabeza en la industria, desde el suministro de materiales sostenibles hasta la reducción del carbono, han quedado relegados aunque siguen presentes en las mentalidades de los grandes diseñadores que luchan para acabar con las dificultades económicas día a día.
Si bien esta crisis pone a prueba el compromiso con la sostenibilidad de la industria, al mismo tiempo está exigiendo que las empresas aligeren su progreso en las iniciativas sostenibles para ser competitivas, ya que solo aquellas empresas que apuestan por ellos estarán entre los líderes de la industria de la moda que resurge día tras día.
Al igual que muchas industrias, la de la moda se está tornando cada vez más al campo digital. En los últimos meses, la pandemia ha causado una interrupción en las cadenas de producción y distribución a nivel mundial, causando daños en las ventas de tiendas físicas y haciendo que el mundo de los desfiles de moda parezcan ya un recuerdo. Pero todo este proceso se ha acelerado, la industria de la moda se está digitalizando.
A pesar de todo lo anterior, muchas empresas han dado un paso adelante para contribuir al cambio inmediato y recuperar cuanto antes todas las ventas que hasta ahora habían perdido.
La idea de la moda digital está ganando fuerza en la industria. Una de las tiendas más demandantes, Zara, ha sabido adaptarse y ha seguido creando colecciones incluyendo a juego en cada uno de sus looks, nuestras acompañantes diarias ‘las mascarillas’. Asimismo, la casa de moda digital The Fabricant utiliza efectos visuales de cine como la captura de movimiento, software de animación 3D y el escaneo corporal para crear animaciones de prendas sin tener que ser físicas. Este movimiento ha tenido un creciente interés en la nueva manera de entender la moda. Asimismo, una de las propuestas fuertes es generar colecciones solo por ordenes de compra y no proyectando ventas.
Esta crisis está mostrando que nada acabará por hundirse, los cambios existen y están demostrando que todo es posible cuando todos trabajamos mano a mano para resolverlo.