No salimos de casa (o debemos salir por necesidad), pero eso no es excusa para no cuidar nuestra piel. Porque como todos sabemos, la cosmética es algo más que maquillaje. Por eso, ante la emergencia mundial del coronavirus, te contamos cómo continuar con tu rutina beauty sin correr peligro.
Desinfecta bien tus manos antes de realizar tus limpieza facial
Y no solo eso, sino que asegúrate de limpiar con un tissué desechable el envase que vayas a utilizar o rocía una bruma de alcohol o desinfectante para liberar el producto de cualquier germen.
Recuerda cerrar correctamente el envase cuando finalices
Y mejor si los guardas en un armario, en tu vestidor… Donde sea, pero mejor alejados del baño, es el lugar donde están expuestos a un mayor número de bacterias. ¿Un must? Las neveras para cosméticos. Este es una nivel apra expertos, pero están alejados de una luz directa y lo más importantes, fuera del alcance de los gérmenes.
Utiliza toallas de algodón
Que puedas lavar después de usarlas o, en su lugar, algodón desechable (aunque esta opción no es muy sostenible que digamos). Eso sí, no emplees esponjas reutilizables. Suelen ser lugares de cultivo para virus y bacterias.
Mejor si recurres a cosméticos con envase airless
Y por airless nos referimos a aquellos que además de dispensar solo la dosis exacta del producto, permiten aislarlo de partículas contaminantes. Un ejemplo de esto, podrían ser las cremas de Carmen Navarro.
Envases tradicionales
Si tu cosmético tiene un envase tradicional, a la hora de aplicar el producto, puedes emplear una paletina o aplicador que venga en el producto. Además de ser higiénico evitas despilfarro de producto. También es muy útil cuando vienen con aplicador de paladio porque una de sus funciones es dosificar la cantidad de producto necesaria para ser aplicada.
No compartas
Y menos con el resto e la familia. Simplemente es algo (¡muy!) recomendable en cualquier momento, pero más en situaciones como la actual.
¡A limpiar!
Ahora que estamos obligados a estar en casa, lo mejor será que dediquemos unas horas a limpiar ese rincón de belleza, que quizás esté sobrecargado de productos abiertos y caducados. Sin piedad.