Es una evidencia que el cine americano es el más visto a nivel mundial. Las superproducciones de Hollywood se convierten en la opción más habitual para el público que acude a las salas de cine.
Quizás una de las mayores diferencias entre nuestro cine y el americano radica esencialmente en el presupuesto, y es que el coste y por lo tanto la inversión de una película en EEUU es muy elevada en comparación con un film producido en nuestro país. La principal causa de esto es la procedencia del capital. La industria del cine en nuestro país depende directamente del dinero público que se obtiene a través de los impuestos. En EEUU la financiación de la industria cinematográfica se obtiene en su mayoría a través de la empresa privada y las escasas ayudas fiscales que se obtienen, se destinan a fomentar la industria y a promocionarla para así atraer a los inversores.
En España el cine que se hace está en su mayoría destinado al público nacional, sin presupuesto ni pretensiones para comercializar los films en el mercado americano. Esto contribuye a la escasa exportación de la industria del cine español a los EE.UU. Pocas son las películas que llegan a las salas americanas yes escaso el público que acude a verlas. Es posible que el idioma contribuya a esta escasa comercialización de las cintas españolas en ese país y que al público le resulte complicado ubicar nuestro cine y diferenciarlo del cine extranjero en su conjunto. Así pues, producciones de índole más comercial e inspiradas en el cine de hollywoodiense que aquí han resultado un éxito en taquilla no han conseguido tan siquiera llegar a la meca del cine.
Existen todavía demasiados prejuicios en nuestra industria cinematográfica a la hora de rodar un film íntegramente en inglés. Quizás ello contribuiría a una mayor comercialización de nuestras películas en mercados extranjeros aumentando las cifras de recaudación y pudiendo con ello invertir más dinero en nuevas producciones. Una labor de publicidad y marketing más exhaustiva y orientada a dichos mercados es esencial siempre que se parta de la base de un cine de calidad y orientado a competir con las grandes superproducciones hollywoodienses. La incorporación de actores internacionales, las ayudas para que los nuevos talentos no se fuguen precisamente a EEUU y la adaptación de nuestros guiones aun ámbito más internacional contribuirían a que la industria del cine español irrumpiera de una manera más pronunciada en la taquilla americana tal y como lo hacen sus películas en nuestro mercado, donde obtienen unos datos de recaudación en su mayoría superiores.
En conclusión y entrando de lleno en un tópico, las comparaciones son odiosas. Nuestro cine está a años luz de poder autofinanciarse y de convertirse en toda una industria cultural donde los beneficios lleven a una mayor inversión del sector privado para su posterior comercialización en mercados donde su difusión y su calidad todavía no son reconocidas, como el caso del americano. En este sentido la política cultural del estado en los últimos años, con el escaso apoyo a las producciones nacionales y la subida de impuestos impiden mejorar la situación del cine español.