Desde la llegada de la COVID-19 nuestra vida gira entorno a una enorme incertidumbre y a una situación susceptible de verse alterada en cualquier momento. Nuestro cuerpo y nuestra mente no son ajenos a ello, saben perfectamente que la estabilidad hace meses que brilla por su ausencia, y nos lo hace saber a través de respuestas fisiológicas y psicológicas como el miedo, la irritabilidad, la ansiedad o el estrés, situaciones con las que debemos lidiar para adaptarnos lo mejor posible a esta nueva normalidad.
Nuestro cuerpo ha vivido muchos cambios radicales en muy poco tiempo. Primero, un confinamiento a causa de una pandemia, situación en sí anómala y de gran preocupación, y posteriormente un desconfinamiento, pero manteniendo la incertidumbre y la desconfianza de que el virus sigue ahí fuera. La gravedad de la situación junto con los giros de situación tan repentinos han hecho que nos sea muy complicado establecer un orden y una rutina en nuestras vidas. La falta de un orden en nuestra cabeza y en nuestro día a día, tal y como estábamos acostumbrados, hacen que cuerpo y mente se sientan desubicados, pagando en forma de patologías sus consecuencias.
Dada la situación, la única solución factible ante este escollo es aprender a vivir con lo que tenemos ahora. Tal y como indica su nombre, ahora estamos inmersos en una nueva normalidad que precisa de un nuevo orden y una readaptación de la vida tal y como la concebíamos antes de la pandemia. Pero, que no cunda el pánico, pues es posible trabajar en ello y lograr, poco a poco, que la incomodidad y el estrés desaparezca e interioricemos las pautas para vivir en esta nueva realidad.
Para hacer más sencillo el proceso, en Hoy Magazine te traemos algunos consejos para lidiar con el estrés de la situación. Cabe destacar que, en estos momentos tan ambiguos donde la mente está experimentando numerosos cambios no del todo agradables, no se debe descartar recurrir a ayuda profesional, pues desde su conocimiento el cable que nos echen para readaptarnos puede ser mucho más eficiente.
Una de las cosas más importantes es tratar de llevar una vida equilibrada con hábitos saludables. Nuestro cuerpo agradecerá que le prestemos un poco de ayuda y nuestra mente, que tratemos de implantar cierto orden y cuidado a pesar del caos externo. Además, a nivel fisiológico, una buena alimentación, las horas de descanso necesarias o el ejercicio físico son elementales para reforzar nuestra salud, aún más importante si cabe en estos tiempos.
A nivel mental, si algo nos ha enseñado esta situación es la importancia de vivir el presente y de comprender que no tenemos la capacidad de controlar todas los aspectos que conciernen nuestra vida. Por ello, organizarnos día a día, confiar en nuestra capacidad de flexibilidad y adaptación y ser conscientes de cuáles son los verdaderos ámbitos de nuestra competencia nos ayudarán a comprender cuál es nuestro papel en esta situación y a relativizarla, dejando de abarcar cuestiones que, al o poder gestionarlas, solo nos van a traer estrés y frustración.
Por otro lado, las relaciones sociales son cruciales en este momento. Siempre respetando las medidas de seguridad y llevando la protección precisa, mantener contactos con otras personas, desahogarnos y hasta evadirnos un rato de lo que hay fuera nos va a suponer un descanso y un apoyo que en estos momentos se vuelve crucial. Después de tantos días aislados de nuestras amistades, ahora es el momento de, con cautela, sacar partido al contacto en la distancia con los otros, y entender así que no somos los únicos que están pasando por esta situación y que, por tanto, no estamos solos en esto.
Por último, lo más importante es os para lidiarla realidad que nos ha tocado vivir. Retomando la cuestión de entender qué es y qué no es nuestra competencia, ahora nos toca pararnos a pensar qué actitud queremos tomar frente a algo sobre lo que no tenemos el control, y aceptar las circunstancias tal y como han venido para poder así rehacer nuestra rutina moldeándola a la nueva normalidad. Además, es importante que no subestimemos nuestra capacidad para salir airosos, pues debemos entender que lo que sí está en nuestras manos es la voluntad de readaptar nuestra realidad a lo que nos enfrentamos, cuidándonos y cuidando a los demás, no solo frente al virus, sino también frente al estrés de la nueva normalidad.