Basada en la novela gráfica francesa Une Nuite De Pleine Lune de Yves H. y Hermann, The Owners supone el debut del director francés Julius Berg. Además de dirigir el largometraje, también coescribe el guion junto a Mathieu Gompel (Les petits princes ). Distribuida por A Contracorriente Films, The Owners es una propuesta entretenida sin pretensiones dentro del subgénero de terror home invasion. Es decir, el hogar como campo de batalla (ó como lecho de muerte). Es, por otro lado, la incursión en la gran pantalla de la actriz Maisie Williams (si habéis visto Juego de Tronos, observaréis que la pequeña Arya Stark se nos ha hecho mayor). De hecho, su presencia ha sido suficiente para vender el proyecto y domina el póster en primer término.
En la década de los 90, en una Inglaterra rural, un grupo de amigos cree haber encontrado un blanco fácil. Una casa vacía en la que hay una caja fuerte llena de dinero en efectivo. Pero cuando los propietarios, una pareja de ancianos, regresa a casa antes de lo esperado, todo cambia repentinamente. Mientras se desarrolla un juego mortal, estos jóvenes ladrones tienen que luchar por salvar su vida ante una pesadilla que nunca habrían imaginado.
En la primera parte de la película puede que nos recuerde al film de Federico Álvarez No Respires. Pero nada más lejos, The Owners está dos escalones por debajo y no llega alcanzarla. La película no es que sea una joya de originalidad. Pero es que, de hecho, este tipo de thriller no lo pretenden en ningún momento. Sabemos que vamos a ver y lo que nos vamos a encontrar. Un poco de violencia con algunos giros de guion hasta completar unos noventa y dos minutos, en este caso, de aceptable largometraje. En su primer tercio, el film funciona bastante sorprendentemente bien. Con estos tres jóvenes de mala vida y poca expectativa de futuro, que hablan con un acentuado británico soez y ordinario; y la llegada del anciano matrimonio, ya advertimos que no todo va a ser como parece. Las cosas se van a ir torciendo cada vez más a medida que pasan los minutos.
Digamos que el arranque de The Owners, sí que se consigue insertar algunas piezas enigmáticas que serán clave para su transcurso futuro. Resaltamos, esencialmente, el dibujo de las víctimas que, poco a poco, se van perfilando como no tan inocentes como pareciera. Pero nos quedamos con ganas de más. ¿Cuál es el problema? Pues que no se consigue hilvanar acertadamente esta transición entre el primer tramo y el resto del largometraje. Cabe reconocer que la propuesta desea ir más allá de su planteamiento inicial y realizar giros de guion. Y, es verdad que se va oscureciendo y enrareciendo la atmósfera de la cinta. Pero, a su vez, comete el error de quedarse a medio gas teniendo muchas posibilidades. Eso sí, la canción infantil de la escena de la cocina no tiene ningún desperdicio. ¡Ya lo veréis!
En resumidas cuentas, un visionado correcto, pero que tampoco deja huella en el espectador.