Ya lo decía Homero y lo confirmaron la jet-set italiana. Capri tiene algo que atrae y no te deja marchar, como el canto de las sirenas. Sino que se lo digan al emperador romano Tiberio, el cual tenía su residencia veraniega aquí – que además se puede visitar. ¡Todo un lugar vacacional desde la época de la antigua república romana! Pero la historia de la isla no se queda allí, en Capri se han encontrado restos del neolítico y la Edad de Bronce – según los historiadores la isla antes estaba unida con la península.
¿Y en la actualidad? La isla de Capri ha sido y es refugio y lugar de veraneo de grandes personalidades internacionales de la política y el arte, además también para los multimillonarios más excéntricos y amantes de la doce vita. Aquí han vivido, o han pasado largos veranos, desde Oscar Wilde, Pablo Neruda, Truman Capote hasta Graham Green, Sofía Loren, Winston Churchill o Lenin.
La isla, de poco más de 10km2, se divide en dos zonas: Capri y Anacapri, cada una de ellas cuenta con pintorescos sitios que visitar. Empezamos en la zona de Capri para conocer uno de los lugares más impresionantes y únicos del mundo: la Grotta Azzurra o la Gruta Azul. Es una pequeña cueva marina en cuyo interior se esconde toda una maravilla. El mar parece estar iluminado por debajo del agua de un azul tan eléctrico que parece falso. Es el lugar más mágico de la isla, y también el más famoso.
No sólo se disfruta de Capri sobre el agua, sino también en tierra firme. El centro histórico de Capri es una parada imprescindible, y muy chic. La Piazza Umberto I (o “piazzetta”), corazón indiscutible de la isla, está rodeada por distinguidas galerías de arte, exclusivos hoteles, restaurantes y boutiques de lujo. En ella también se puede contemplar la Torre del Reloj y la famosa Iglesia de San Stefano. Desde el centro histórico se puede visitar el monasterio más antiguo de la isla: la Cartuja de San Giacomo construido en el siglo XIV.
Lo mejor de la isla es que uno puede recorrerla a pie o en funicular (hay demasiadas cuestas). Alrededor de la población de Capri se encuentran varias villas que se deben visitar si uno pone un pie en la isla. Entre ellas tenemos Villa Jovis, los restos de la villa romana que perteneció al emperador Tiberio, ubicada a 334 metros sobre el nivel del mar.
También en los alrededores encontramos los Giardini di Augusto o Jardines de Augusto, unos hermosos jardines botánicos del siglo XX que pertenecieron a la mansión de Friedrich Alfred Krupp. Desde aquí se puede disfrutar de una de las mejores vistas de la isla con el Monte Solaro, los populares Faraglioni y la zona de Marina Piccola, donde está el famoso “Scoglio delle Sirene”. Cuenta la leyenda que fue desde allí donde las sirenas atraían a los marineros hasta la isla, donde encontraban la muerte entre las piedras rocosas. Otra gran zona de la isla que merece una visita es la vía Krupp, una antigua calzada romana cuyo recorrido hacia la parte baja de las isla nos deja unas vistas espectaculares.
¡Qué decir de Anacapri! Es la población más alta de la isla y desde donde seguiremos nuestro recorrido visitando la Piazza Vittoria, su plaza principal, donde se pueden tomar los telesillas para llegar al Monte Solaro. En Anacapri también se encuentra uno de los principales museos, la Casa Rossa. Aquí se muestran los distintos hallazgos arqueológicos encontrados en la isla. En esta zona descubrimos otras iglesias impresionantes como son la Iglesia di San Michele o la Iglesia di Santa Sofia.
Además, en Anacapri encontramos el punto más alto de la isla, el Monte Solaro (unos 589 metros sobre el nivel del mar), un mirador natural que deja maravillados a todos sus visitantes y donde encontraremos el faro Punta Carena, el segundo faro más grande de Italia.
En definitiva, la isla de Capri es un lugar de leyenda, y no solo por las historias de Homero. En la isla se encuentra el espíritu de la auténtica dolce vita italiana. ¡Qué ganas de volver a disfrutar del ambiente más glamuroso y chic con las vistas más espectaculares!