Las pasarelas son pisadas por ellas, las portadas de las revistas internacionales enseñan orgullosas sus rostros, las campañas publicitarias de maquillaje y perfumería las convierte en estrellas y embajadoras de la firma, pero no siempre fue así para ellas. Hablamos de la mujer negra y cuándo se convirtió en imprescindible para esta industria.
Miles de rostros reconocidos, como el de Slick Woods y Leomie Anderson hoy en día arrasan las pasarelas durante las semanas de la moda alrededor del mundo para firmas como Calvin Klein, Gucci y Chloé entre otras muchas. De la mano de estas, hemos visto a Rihanna, creando y posando para su propia firma de maquillaje “Fenty Beauty” y una divina colección de lencería “Savage X Fenty”, de la manera más icónica. Beyoncé, Zendaya, Naomi Campbell también han enamorado con su belleza a múltiples objetivos y públicos.
Ahora, la mujer negra en la industria de la moda tiene un papel relevante, podríamos afirmar incluso que es necesaria. Sin embargo, hasta 1974 esto era impredecible porque las revistas de moda más conocidas tenían hueco para modelos blancas en sus portadas. En ese año, Beverly Johnson fue la primera mujer negra que apareció en la portada de la revista Vogue en Estados Unidos. También lo hizo para Elle en Francia. Aquí entramos en la revolución de los años 60 y 70, con la protagonista Johnson junto Naomi Sims, otra modelo negra que apareció por primera vez también en el Fashion of The Times, el suplemento de moda del diario The New York Times en 1967, todo esto con la cabeza bien alta para cambiar la concepción de la moda, la imagen y las creaciones por primera vez hasta hoy en día.
¿Qué sabemos de las dos precursoras de portada? Naomi Sims nació en 1984, tras avanzar en el Instituto de Tecnología de Moda en Nueva York y estudiar psicología, llegaron los maravillosos 60 para ella, los años en los que su entrada en el mundo de la costura y las pasarelas presenciaron la llegada del cambio. Falleció en 2009, por cáncer de pecho. Beverly Johnson, (la primera mujer negra de portada en Vogue) nació en 1952 en Nueva York y amó el mundo de la moda tanto como para luchar y reivindicar hasta ser la diva por referencia que es hoy en día para la industria y movimientos dentro de la misma, ya que antiguamente era “difícil” ver a una mujer negra en una revista de moda, gracias a su movimiento y participación sin censura dentro de la moda para cambiar el ideal de estética y belleza, ahora se ve común, necesario y normal. Tanto fue así que obtuvo la proclamación por parte de The New York Times como “una de las personas más influyentes del mundo de la moda durante el siglo XX”.
Y qué bello es ver la diversidad cultural en las revistas y pasarelas. Tanto que ya no nos podemos imaginar las últimas creaciones sin Tyra Banks, Liya Kebebe o Winnie Harlow. La curiosa y divertida separación de los dientes de la modelo Slick Woods y la ternura de Adesuwa Aighewi para Chloé, colección verano 2020. Si no fuera por ellas, ¿qué sería de la moda sin sueños, sin luchas y sin innovar en el significado de la belleza?