Dior engrandece el sentido de la moda con su última colección Crucero

Lo estabas deseando– y no te culpo. Porque el desfile de Dior Crucero fue IM-PRE-SIO-NAN-TE.

Impresionante. Sí. Grandioso. Arrebatador. Espectacular. La colección de Crucero de Dior ha superado toda expectativa. Maria Grazia Churi, ya puedes tomarte unas vacaciones, te las has ganado.

El desfile es oda a la elegancia, teñida de aires aires árabes que nos hacen recordar a Yves Saint Laurent y a su casa en Marrakech… Porque además, la pasarela tuvo lugar en El Badi, un palacio marroquí que nos trasladó a las Mil y una noche. 

La colección representa el nexo entre el savoir fiare que unen a África y a Europa. Es una conversación, un diálogo cultural que expone a la casa italiana como la gran anfitriona de los artesanos tradicionales.

La pasarela es iluminada con velas encendidas que resplandecen en el agua. Las llamas de fuego son el telón que Dior necesita para hacer de su obra maestra un deleite para el buen gusto. Los diseños homenajean los archivos de la maison. Se puede apreciar el talento reconvertido de grandes artesanos como Galliano o Bohan.

Existe una reinvención clara entre tejidos metalizados y estampados abstactos, donde conviven en armonía con los tejidos más puristas. El traje Bar exalta el poder de la moda como un idioma incluyente y transnacional. Los diseños de tela estampada Wax han ocupado gran parte de la colección, reinterpretando los códigos de Dior en vestidos, faldas, pantalones, capas… Además, se puede apreciar una edición exclusiva de toiles de Jouy, paisajes diversos y motivos del tarot.

Son modelos que destacan por su barroquismo, algo que aleja completamente a Dior del romanticismo que pudimos apreciar hace unas semanas para la ópera de Roma.

Maria Grazia Churi ha destacado en varias ocasiones el poder de la naturaleza. Esto se materializa en los diseños confeccionados a partir de seda, gasa, y shantung. Y ya no solo en tejidos, sino en cuanto a gama cromática: tonos arena, índigo y ocre rojo, blancos, beis…

En la colección no podía faltar su accesorio estrella: el cinturón. Este complemento, unido a los bolsos, se han convertido en un signo distintivo entre las influencers.

Según las declaraciones de la marca: Maria Grazia Chiuri siempre ha puesto todo su interés en establecer intercambios creativos con las culturas africanas. Con esta colección buscaba un diálogo con el paisaje real e imaginado de Marruecos, en el punto de encuentro entre el Mediterráneo, Europa y África, como un destino de ensueño para artistas, poetas, escritores y eternos aventureros. Presentar la colección Crucero 2020 en Marrakech es una manera de guiarse por el recuerdo de la Casa y el primer sucesor de Christian Dior, Yves Saint Laurent, natural de Orán y fascinado por Marruecos. Este desfile ilustra también el concepto de un encuentro de ideas, una “base común” como la descrita por la filósofa Naomi Zack, en la que, pese a todas las diferencias, se pueden materializar los intercambios entre las mujeres a través de la reflexión y la acción.