Durante estos días hemos podido ver que Milán, una de las capitales más importantes del mundo de la moda, se tiñe de colores, tejidos y los mejores talentos de la costura italiana. Uno de los más esperados, sin duda, es Dolce&Gabbana Men.
Tras su lamentable episodio protagonizado por el robo de la cuenta oficial de la firma en Instagram, con todas las consecuencias que eso trajo, Stefano Dolce y Domenico Gabbana han querido remidirse con una colección para hombre que sin duda va mucho más allá del perdón. Esta nueva colección, desde el principio hasta el final, desde el más pequeño detalle hasta mayor grandiosidad del desfile, ha sido si no la única, una de las estrellas doradas de la Fashion Week de Milán.
El desfile, para sorpresa de todos, no estuvo protagonizado por los influencers y millennials más famosos y controvertidos. Muchos esperábamos ver rostros conocidos y no fue así. Pero el elemento que sin duda no podía abandonar la pasarela es el dorado tan barroco que tanto caracteriza a la firma últimamente. Aunque no fue el único integrante, ya que la monocromía fue su contrincante en el rin. Eso no fue obstáculo para que la soberbia y ese toque tan aristocrático, que tanto los define, aparareciera en escena.
Al principio, el estilo barroco desapareció como la vulgar frangancia de un perfume barato. En su lugar, el minimalismo fue la estrella del lugar. Estilismos total white y total black abrieron el desfile. A medida que avanzaba, pudimos apreciar la aparición estelar de azules, colores tierras, rojos, violetas y algún estampado print y floral.
En cuanto a tejidos, la pluralidad de ellos fue más que evidente. Terciopelos, acolchados, seda, satén, lana, algodón, lentejuelas… La sastrería protagonizó más del 80% de la multitud de propuestas. El 20% restante correspondió a propuestas para el día a día: jerséis y pantalones de lana, bordados…
El desfile de Dolce&Gabbana tuvo puntos álgidos de tensión entre sobriedad y barroquismo. Fue de menos a más. Fue para todos los públicos y para todos los gustos. Demostró, una vez más, que en el mundo de la moda hay espacio para todos. Su última propuesta fue un traje a modo pijamero y repleto de multitud de lentejuelas de diferentes colores que completaban unas franjas verticales, combinado a su vez, con solapas de terciopelo granate con bordados dorados, al igual que los pantalones.
Esta nueva colección ha demostrado, una vez más, que Dolce&Gabbana es el ejemplo perfecto de que encontrar la elegancia en la extravagancia es una tarea complicada, pero cuando se consigue, las prendas dejan de ser ropa para convertirse en verdaderas obras de arte, y el show es un tremendo éxito.