Dolce&Gabbana: menos Dolce, más Gabbana

¿Qué le pasa a Dolce & Gabbana?; me pregunto nada más termina el desfile. ‘Eleganza’ me encanta, nos encanta; estoy segura. Pero Dolce ya no es &Gabbana. Nos falta algo.

No hay influencers sobre la pasarela, ni millennials recién nacidos en primera plana… ¿Y el toque siciliano donde está? ¿Dónde está el ‘dimi quando tu será’ de Emilia Clarke? La pareja de diseñadores ha dado un giro de 180 grados que nos ha dejado a todos aturdidos, estupefactos, y quizás algo atónitos y desorientados. Han salido de su zona de confort, pero… ¿para siempre?

El desfile es un homenaje a los inicios de la casa, a los artesanos. Es algo que todos preveíamos desde el tráiler que nos presentaron hace unos días, es el mismo que proyectan al inicio del show. Dentro del propio bullicio tan característico de las pasarelas, las luces se apagan. El desfile va a comenzar. Una pantalla de dimensiones abismales se ilumina. ¿Una película? ¿Dónde están las palomitas? La imagen nos muestra a Domenico Dolce y Stefano Gabbana trabajando en su taller. Ninguno de nosotros somos conscientes del trabajo que hay detrás a la hora de crear una colección. Todo nos parece bonito (o espantoso) encima de una pasarela. Pero no es tan fácil. Savoir-faire, tradición, precisión, pasión. Eso es lo que aprecio. Eso es lo que se ve. La proyección termina. La gente aplaude. Ahora sí que sí. Esto va a comenzar.

Eleganza es una oda a todo aquello que la firma ama: barroquismo, vestidos de tubo, animal print, lentejuelas, satén, encaje negro… Nada deja de ser Dolce & Gabbana, porque la esencia de estos italianos es inconsciente y permanente. Pero, sin embargo, ese toque de locura ha desaparecido. Todo es más aséptico, sobrio y áspero. Eso me lleva a pensar que mi teoría se confirma: estamos entrando en la era de un nuevo conservadurismo a nivel estilístico. Si el exceso de D&G se modera, ¿qué narices será lo próximo?

El desfile da comienzo con ápices un tanto nostálgicas de La Strada de Federico Fellini. Los trajes masculinos aparecen en escena. Las mujeres llevan pantalones de talle alto y chaquetas cruzadas de corte perfecto, impecables; y se envuelven en abrigos de lana negros o blancos. Sus esmóquines o trajes de tres piezas están hechos a medida (como no podía ser de otra forma). Y después de esta muestra de empoderamiento femenino D&G nos propone otro escenario totalmente diferente: vestidos y camisones de satén de colores con encaje, pijamas de muselina de gasa bordeados de visón, albornoces. Sin mencionar los camisones y los vestidos de palabra de honor transparentes, llevados con pelerinas atadas alrededor del cuello con largas cintas. ¿Qué conclusión saco de todo esto? Que toda mujer se siente identificada con alguno de los estilismos.‘Mujeres hay muchas. Las hay masculinas, aunque también ultrachic. ¿Yo en qué perfil encajaría?

Dolce & Gabbana sabe darle a una mujer lo que quiere. Y eso es lo que nos encanta. Eso es lo que nos seduce.