La empresaria es conocida por ser una de las mujeres más elegantes de nuestro país. Un icono de estilo en la España del siglo XXI. Su armario forma una de las colecciones más sorprendentes de la moda Prêt-à-porter . Es uno de los lugares preferidos de Carmen, donde guarda, conserva y elige con esmero cada prenda en su día a día.
Lomana es una de las poquísimas clientas de alta costura en Europa, cuya pasión por la moda le ha llevado a atesorar una fascinante colección digna de los mejores museos del mundo. Para deleite de aquellos que aprecian la moda, Carmen abre su armario para mostrar esta sorprendente colección que posee y comenta algunas anécdotas curiosas sobre esas prendas testigo de excepción de la historia.
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Y es que si puede decir que hay templos que son maravillosas catedrales; hay templos del fútbol, y hay templos de la gastronomía con varias estrellas Michelin. Y luego están las habitaciones -«no son armarios, son habitaciones», puntualizaba Carmen Lomana cuando alguno de sus incondicionales le decía que quería ver dónde guarda su enorme y exquisita colección de ropa y accesorios- que albergan los cientos de vestidos, pantalones, chaquetas, abrigos, camisas, jerséis, pares de zapatos, botas, sandalias, cinturones, pañuelos, pendientes, collares… que ha ido atesorando la protagonista de este reportaje desde que era una adolescente. Auténticos templos de la moda.
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Todo empezó de un modo muy peculiar: «Cuando vivía en Londres muy jovencita, tendría unos 20 años», recuerda la empresaria, «me dieron un dinero para gastar en viajes o en lo que quisiera, y yo ni viajes ni nada: me metí en la tienda de Yves Saint Laurent y realicé la que fue mi primera compra importante». Ese pantalón de ‘tweed’ a juego con una sahariana de terciopelo color chocolate y una camisa granate con lunares blancos fue el germen de un guardarropa que se nutre de las marcas de lujo más importantes como son Prada, Dior, mucho Valentino -sobre todo para los trajes de noche-, muchísimo Gucci y muchísimo Chanel. Ahí es nada, sin olvidar por supuesto, marcas españolas como Pertegaz o Teresa Helbig. Una colección de ensueño, no apta para todos los bolsillos.