La danza es un arte que está en toda cultura. Desde la antigua Grecia hasta la actual España. En toda historia cultural encontramos diferentes danzas, con sus respectivos significados. Puede ser que hayan variado a lo largo del tiempo, en forma y concepto, pero siempre transmite algo. El baile es un recurso que usamos para sellar un acto de amor, como vemos en las bodas. También puede transmitir miedo, como hemos visto en ocasiones en el cine, como en Suspiria dirigida por Luca Guadagnino. Creo que puedo hablar por la mayoría cuando digo que es emocionante el ballet que acompaña al Concierto de Año Nuevo que retransmiten en televisión española.
Hablando de emociones también debemos hablar de tipos de baile. Hay los que bailan por el amor al arte, hay otros que participan en bailes culturales, como las Sardanas en Cataluña. También conocemos disciplinas más modernas como el baile contemporáneo, el hip-hop o el break dance. Pero hay un arte del que me gustaría especialmente hablar hoy: la danza española. Esta se refiere a un conjunto de bailes de origen español. Son de orígenes distintos y representan los actos culturales de cada localidad. El concepto de baile español se identifica por ser un baile flamenco, aunque presenta algunas variaciones ya que incluye 4 modalidades: la danza clásica española, la escuela bolera, los bailes populares y tradiciones y la escuela flamenca. En la actualidad hay una tendencia a mezclar y sumar estilos en este tipo de danza. Es una disciplina que puede tener influencias e influir a la danza contemporánea o la danza del vientre, por ejemplo
A la hora de bailar, en general, se pueden presentar muchísimas dificultades, pero solo los que bailan por el puro amor a este arte saben lo sacrificado y gratificante que es. Además, en bailes como la danza española se les suma una dificultad: el nivel cultural que tiene. Es importante conocer bien la cultura que hay detrás de este baile para poder hacerlo bien, de corazón, y poder crear nuevos caminos para futuras generaciones. Sin conocer bien este baile y amar sus raíces intentar crear un nuevo camino sería imposible. Hay que aprender, estudiar y observar bien esta disciplina para poder saber cómo debe evolucionar.
Una dificultad que sufren todas las disciplinas. Actualmente, la profesión de bailarín profesional está todavía demasiado estigmatizada. Como sociedad todavía no somos conscientes de que el baile es una salida profesional tan válida como lo es ser arquitecto o abogado. Además, los bailarines sacrifican su herramienta, su cuerpo, para transmitir emociones y conceptos al público. Muchos lugares donde se hacen las actuaciones y espectáculos de danza no cumplen ninguna normativa de seguridad en lo referente al suelo. Lo que resulta imprescindible ya que los bailarines desarrollan su actividad en suelos duros, resbaladizos o sin cámara de aire, lo que puede conllevarles graves lesiones. En palabras de Cristina García, exbailarina y docente de danza clásica, para el portal digital Correr y Fitness, “uno de los problemas es que no están reconocidas en el catálogo de enfermedades profesionales muchas de las patologías propias de los bailarines, como las artrosis debidas al desgaste propio de la profesión. Tampoco existe normativa ISO a cumplir por parte de los teatros o espacios donde se exhibe danza, ni tampoco de los centros oficiales de enseñanzas de danza, (como sí existe para los polideportivos donde se juega al baloncesto, por ejemplo)”.
También cabe añadir la dificultad que tienen hoy día los bailarines por la crisis sanitaria. La pandemia ha obligado a cerrar teatros y a cancelar conciertos en todo el mundo. Si bien es cierto que poco a poco van volviendo las obras de teatro y espectáculos, los bailarines han estado sin trabajo más de un año. A eso se suma el duro camino que todavía tienen que recorrer para volver profesionalmente al estatus en el que se encontraban. No olvidemos que muchos de los espectáculos ahora se transmiten de forma virtual lo que, en ocasiones, elimina la figura del bailarín para que el espectador se centre en el cantante por completo.
Bailar, como el cine, el teatro o la pintura es un arte que enriquece la cultura de cada país. Es una disciplina que, al igual que las anteriores que he dicho, permite transmitir sentimientos, historias y emociones a un gran público. también son elementos didácticos que enseñan, a pequeños y mayores, las raíces culturales de cada tierra. El flamenco, como ejemplo de modalidad que se encuentra dentro de la danza española, muestra el poder y el orgullo que podemos sentir cualquier español por las raíces que tenemos. Y puede transmitir a otras personas extranjeras qué tipo de personas somos: fuertes y pasionales
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