El corsé ha sido una prenda que ha albergado mucha controversia a lo largo de los años. Primero, nace del deseo de realzar la figura femenina, y después, acaba siendo una forma de tortura. Cuando descubras cuál es su origen y desarrollo, te preguntarás ¿cómo es posible que un objeto describa toda una historia?
Si tuviésemos que concretar una fecha exacta para el nacimiento del corsé, sería el siglo XVI. Pero, como todo a lo largo de la historia, el pasado es incierto. Hoy en día, hay constancia de que en la Edad Media las mujeres ya utilizaban una especie de armadura para ajustar la cintura. Y, si analizamos dibujos mucho más antiguos, descubriremos que las féminas aparecían con esta prenda.
En un principio, el uso del corsé estaba limitado a la alta burguesía y aristocracia. Las clases más adineradas podían permitirse esta armadura creada a partir de metal o hierro. La imagen exterior de este sector debía estar cuidada. Obviamente, leemos hierro, y ya podemos imaginar la incomodidad de la prenda. Pero eso no era lo importante, pues prevalecía la sensualidad y delicadeza que se transmitía al usar ese «artefacto del demonio». Aunque, no siempre ha sido así, con el avance de los años, el corsé pasó a confeccionarse con otros materiales más cómodos y sueltos, pero mientras tanto, incluso se llegaron a emplear huesos de pescado llamados «ballena».
Al igual que hoy, antiguamente el corsé era un mero utensilio para realzar el cuerpo. Ya lo conocimos con las Kardashian, la cinturita de avispa ha sido un objeto de deseo para las mujeres a lo largo de los años. Con forma de V, esta prenda se usaba por debajo o por encima de la ropa para mantener los hombros y espalda rectos, la cintura apretada, para así empujar los pechos hacia arriba. Al ser tan duros, se empleaban como auténticas armaduras femeninas. De hecho, una anécdota de Isabel II refleja muy bien esta realidad. El cura Merino, en su intento de matar a la reina, falló gracias a que las ballenas de su corsé frenaron el puñal.
¿Has visto alguna vez Piratas del Caribe? ¿Y Titanic? En ambas películas se hace alusión a la utilización del corsé y de lo complicado que era su uso. ¿Recuerdas aquella escena donde Elizabeth Swann cae al agua desmayada por la falta de aire por culpa de su corsé? O bien ¿esa vez que la madre de Rose entra al camarote y aprieta con fuerza la lazada de su hija? En estas dos escenas se intenta mostrar (con conocimiento o no) la dificultad que conllevaba la prenda. De hecho, tanto Swann como DeWitt pertenecían a la clase alta.
En pleno siglo XXI, Versace devuelve el corsé a nuestras vidas
Aunque nunca se ha ido, gracias a Versace se ha vuelto a reinventar el corsé y, actualizado a las tendencias de 2022, se vuelve a llevar. Sin embargo, Coco Chanel, fue una de las primeras del siglo XX que propuso una nueva forma de ver esa armadura femenina rígida e imponible. Se eliminaron las estructuras y vestimentas interiores que complicaban su uso, para hacer algo más llevadera la experiencia.
Tal y como hemos podido conocer las últimas generaciones el corsé, se nos hace impensable que alguna vez provocara asfixias, rotura de costillas o abortos. De hecho, durante estos últimos años, esta prenda ha estado confeccionada de tela, incluyéndose aros de metal bajo el pecho y en la parte inferior para marcar la figura. Pero, en ningún momento ha sido difícil de llevar. Aunque, si hay algo que permanece, es la sensualidad que proyecta un corsé.