El Grand Palais de París se ha convertido en esta semana de Haute Couture en el escenario de muchos desfiles, entre ellos el de Chanel. Este tuvo lugar sobre una gran estructura de madera en tonos claros que contrastaba a la perfección con el color estrella de la colección: el beige. La estructura de estilo japonés, estaba apoyada sobre un fondo de cielo azul creando un halo de armonía inmemorable. Así, y mediante un suelo cubierto de hierba verde con pequeños canales por donde discurría el agua en calma, Lagerfeld rendía homenaje a la naturaleza, que jugó un nuevo y sorprendente papel en la Alta Costura. Además, no podemos olvidar el exquisito trabajo ejecutado por los talleres de Chanel, donde se han creado prendas que son nada más y nada menos que un reclamo a la libertad, la modernidad y serenidad.
Complementos, algunos de ellos hechos cuidadosamente en madera, competían con los destellantes diseños que portaban las modelos. Looks que en su mayoría se iban volviendo de voluminosos y abullonados en los hombros a estrechos y ajustados en las piernas, gracias a faldas midi. Este juego de texturas y formas es posible gracias a las vaporosas telas y a las capas que acompañaron a algunas de las prendas. En este sentido, Karl Lagerfeld, director creativo de la firma, explicaba que “el punto inicial de esta colección es la silueta”, convirtiéndose el juego de proporciones en uno de los sellos de identidad de la firma en los últimos años.
Aun así, sería injusto no mencionar la nueva actualización, moderna e inteligente, de la marca como la creación de novedosas riñoneras que lucían los asistentes afincados a orillas del escenario en un intento de obtener las mejores imágenes de las modelos. Incluso el calzado se ha actualizado sin perder el clasicismo de Chanel; zapatos con plataforma de madera emulaban a aquellos originarios de las míticas dinastías orientales con un toque de lo más sporty. Aun así, todo este nuevo concepto zen no hubiera sido posible sin la colaboración de los artesanos Métiers d’Art, quienes han creado abejas a través de plumas y una cola nupcial que combina tanto madera como adornos de cuentas.
Cuando el desfile llegó a su fin, las ventanas del edificio de madera se abrieron de par en par, mostrando a todas las modelos enfundadas en los delicados diseños, generando una sensación de admiración compartida por todos. Y es que más allá de los altos moños, de los colores apagados, de los pequeños detalles y de la fusión con la naturaleza, está claro que Lagerfeld ha conseguido dar otro giro a la visión de Chanel.