‘Qué bello es vivir’, ‘Lo mal que estoy’, ‘Volar’, ‘Búsquese una vida’, ‘Canela en Rama’. Seguro que alguna te suena, seguro que las has escuchado, e incluso me atrevería a decir que la has cantado. Es el buenrollismo en estado puro, la positividad en esencia… Así es Juan Gómez, alias ‘El Kanka’.
Lo reconozco, me apetece mucho esta entrevista. Sé que es especial, alternativo, independiente, positivo y que me va a responder a todo lo que quiero preguntarle. Estoy pendiente de la puerta y cuando menos me lo espero, aparece. Siempre con una sonrisa en el rostro. ¡Ojalá hubiera más gente como él! Me cuenta que ha venido caminando, dando un paseo, esquivando el tráfico y la contaminación de una ciudad tan caótica como es Madrid. Nos sentamos en una mesa. Él pide un té verde. Yo, café con leche. No aguanto más. Entonces le suelto:
Puede que te lo haya preguntado mucha gente, pero… ¿’El Kanka’ por qué?
¿Si te digo que es mi apellido cómo te quedas? (Sonríe). Pero con C, no con K. Me llamo Juan Gómez Canca. Juan Gómez es un nombre muy común. Desde que soy pequeño me apodaron como ‘El Kanka’. Y así me he quedado.
La música indie comenzó siendo una corriente mucho más alternativa. Ahora las tornas han cambiado y se ha puesto súper de moda. Todo el mundo escucha música indie. ¿Cómo habéis experimentado vosotros el cambio?
Nosotros somos más independientes que las libres, más indies que los indies. En España se ha asociado a una corriente de música mucho más marcada, más pop rock… Para mí, ha sido algo natural. Yo comencé a dedicarme a la música sin pretensiones de ningún tipo. Luego, con intenciones de dedicarme a ello, pero realmente ha sido un proyecto alternativo porque hago música de autor, sin que sea estándar. Mis canciones se pueden defender en un Viña Rock o en un macro festival. Todo lo que hago es muy versátil, pero al principio costó que encajara.
Hablas de pretensiones. Al principio ninguna. Luego, cambiaste de opinión.¿Cuándo decidiste que era la hora de volverse algo más comercial?
No lo sé. Uno no dice ‘y ahora, me voy a dedicar a la música’. Imagino que los músicos siempre soñamos con que algún día lleguemos a poder dedicarnos en cuerpo y alma a lo que nos gusta. Yo empecé componiendo cinco canciones, tocando en los bares de Málaga para mis familiares, amigos y para el que estuviera presente en el bar en ese momento. Lo hacía por diversión. Entonces, ves que la gente se lo ha pasado bien, y quieres más.
Me mudé a Madrid con una beca Séneca para estudiar filosofía. Me salió trabajo de profesor de guitarra y también comencé a cantar. A final de mes estaba sin blanca, pero me planteé sacar un disco porque me veía con posibilidades. Era como unir mi pasión con mi forma de vivir. Me dejé las clases de guitarra. Si lo del disco salía mal, siempre podía volver. Cuando grabé el primero y vi que la gira estaba muy bien organizada, me di cuenta de que podía salir bien.
“No hay nada comparado con crear algo desde la nada. Es como un parto. Una cosa que no existía y de repente, sí”
¿Entonces dirías que la ambición es algo nato del ser humano?
Todo el mundo tiene ambiciones. Uno siempre intenta dar lo mejor de sí mismo y sentirse realizado. Al final, pasamos muy poco tiempo en el mundo, y muchos de nosotros queremos dejar huella. Se tiende a pensar que la ambición es algo malo del ser humano, y no es así.
Por lo poco que has dicho, intuyo que si ahora te pidieran que escogieras entre cantar y componer, te quedarías con componer…
Sí, creo que sí. Cantar me encanta, me siento muy cómodo y disfruto mucho de los directos. Pero no hay nada comparado con crear algo desde la nada. Es como un parto. Una cosa que no existía y de repente, sí. A veces no soy consciente de cómo lo hago, pero creo que eso forma parte de la magia.
Fuiste prenominado a los premios MIN. ¿Cuán dirías que es de importante la independencia en la vida de una persona?
Los seres humanos somos codependientes. Otra cosa es dejar supeditar tu vida a la de otra gente. Hay que ser capaz de hallar el equilibrio. Hay que saber pedir ayuda y saber poder contar con el otro, pero no puedes estar anulado como persona. No puedes dejar tu poder de decisión en manos de la sociedad. Para sentirte realizado, tienes que saber dar un golpe en la mesa si hace falta.
‘No soy el típico cantautor’. Es un término que ha ido evolucionando de significado y que no todo el mundo lo comprende de la misma forma. ¿Qué es ser cantautor hoy en día?
Hay muchas maneras de verlo y todas las variables son buenas. Etimológicamente, el cantautor es una persona que canta sus propias canciones. Pero hoy en día, a eso hay que quitarle la parte rancia. En la actualidad, con la evolución de la sociedad y de los géneros musicales, un cantautor que hiciera lo mismo que, por ejemplo, Silvio Rodríguez, sería un antiguo. Y me encanta, eh.
Los estilos varían, los géneros evolucionan y los cantautores también. Para que la palabra cantautor tenga significado habría que añadirle un mínimo compromiso poético. No es algo que se cree exclusivamente para vender.
Compones porque te libera y porque te gusta. Pero a la hora de ponerte a ello, ¿en qué o en quién piensas?
Normalmente en reflexiones o sentimientos. Debe ser algo que me toque a mí, aunque no sea de forma directa. Algo que me cuenten, que vea por la calle, o que lea en los periódicos… Pongo el corazón en cada canción que compongo. No tendría sentido que escribiera sobre algo que no me moviese.
Por tanto, ¿inspiración forzada o inconsciente?
Inconsciente. Siempre siento una especie de llamada interna. Me siento raro si no estoy componiendo. Me gusta estar en contacto con mi parte creativa.
“Pongo el corazón en cada canción que compongo. No tendría sentido que escribiera sobre algo que no me moviese”
¿Cuánto tardas en escribir una canción?
Muy poco. Un día, una tarde… Antes tardaba más. Supongo que es normal. He establecido la rutina, sé por dónde voy y desde el último disco voy a día por canción. Eso me ha solventado mucho la vida, porque cuando estoy componiendo no puedo pensar en otra cosa que no sea la canción. Antes era un tío insoportable durante un mes, ahora solo durante un día.
Tus letras son una oda a la positividad, a ese buenrollismo que tanta falta hace últimamente. ¿Qué papel juega la música en la vida de una persona?
Es súper importante. Y ya no lo digo como autor, sino como consumidor. Necesito estar en contacto con los trabajos de otra gente. En ese sentido, soy como el monstruo de las galletas, necesito más.
La música es al arte más popular. No sé si es el arte más sublime, pero es una teoría que han apoyado muchos filósofos. Quizás por esa falta de forma que tiene, esa capacidad inapreciable que te ata. Es capaz de cambiarte el estado de ánimo. La gran mayoría de nosotros no somos capaces de pasar un solo día sin escuchar música.
Siempre hay canciones que te recuerdan momentos, cosas o personas. Eso es maravilloso. La música va directa al alma.
¿Es una buena forma de denuncia?
Una canción siempre tiene más fuerza. No solo se trata de una letra, sino que va acompasada de eso inapresable que tiene la música y que la hace tan mágica. Una denuncia, una crítica o un análisis de la sociedad llega con más facilidad mediante las canciones porque son capaces de conectar de una forma más sentimental, y ya no tan intelectual.
Y la introversión, ¿es una virtud o un problema a la hora de ser un artista?
Todo en exceso es malo. Si una persona no es capaz de conectarse consigo misma, probablemente no sea capaz de decir una verdad. Un buen artista debe saber comunicar muy bien, consigo mismo y con los demás.
Como profesor, como estudiante de filosofía, como artista, como cantautor… ¿Cómo ves a los jóvenes hoy en día?
Siempre nos sentimos más identificados con nuestras generaciones y tendemos a criticar a las que nos siguen. Es un clásico de la historia.
Las pantallas nos están jodiendo. Solucionan muchos problemas, como la distancia; pero la tecnología sobrepasa la facilidad que tenemos los humanos de adaptarnos a ella. Al final, todos somos algo torpes. Nos están atrapando a todos dentro. Estamos perdiendo humanidad, y la sensación de tocarnos, de mirarnos a los ojos… Es la gran maravilla y el gran lacra de la sociedad.
También me preocupa que la mayoría seamos unos ignorantes con respecto a lo que está pasando en la política de nuestro país. No tenemos ganas de participar en ella, a pesar de que es algo inherente del ser humano. Las elecciones hablan por sí solas, lo que gana siempre es la abstención. Pero como son un buenrollista, pienso que todo va a mejorar.
Redes sociales, odiómetro, haters, millennials… ¿Qué te dicen todas estas palabras?
Las redes nos han facilitado la vida a los artistas. Yo no sé cómo se manejarían antes. Empapelarían la ciudad con amigos que vivieran allí, no tengo ni idea… Pero para eso, las rrss son el inventazo. Aunque hay que llevar cuidado, no quiero ser esclavo de ellas. También albergan mucho narcisismo y no quiero hipotecar mi vida.
Con respecto a los haters, tengo el privilegio de poder decir que no tengo demasiados. Tengo una canción que habla de ello, Búsquese una vida, y francamente me parece muy triste que una persona invierta algo tan valioso y tan escaso como es el tiempo en intentar analizar, dañar o menospreciar el trabajo de alguien. Me da pena. Uno se tiene que hacer cargo de su propia vida, y eso ya es muy difícil. Si tienes que estar pendiente de todo lo que hacen o dicen los demás, no te queda nada.
“Cuando estoy componiendo no puedo pensar en otra cosa que no sea la canción”
Ahondemos en el tema del narcisismo. Actualmente se percibe una imperiosa necesidad entre los artistas por buscar ser auténtico y diferenciarte del resto. ¿Pero es la autenticidad algo que se busca?
Nadie es auténtico al cien por cien. Somos seres sociales y codependientes. La imagen que los demás tienen de nosotros, la mera interacción… Eso hace que construyamos una personalidad que quizás no sea auténtica al 100%. Para eso tendrías que aislarte de todo el mundo. Es conseguible, pero el trabajo personal no tiene que ver con la autenticidad que se vende y que está tan de moda. Esa es de plastilina. Me parece muy vanidoso hallar esa autenticidad, y más con la superficialidad con la que se vende.
En una sociedad en la que actualmente estamos tan jodidos, ¿es la censura, o más bien la autocensura, un problema?
Es un problemón. A mí me preocupa mucho. La sociedad se ha vuelto mucho más sensible. Por una parte, eso me encanta. Porque si un presentador hace un comentario machista, la gente no se ríe, lo ataca. Y eso es genial. Pero nos hemos pasado. Existe una hipersensibilidad en la que la libertad de expresión se extralimita en la ecuación. El humor siempre pica. Pero se trata de eso, de provocar. Y no hablo de ningún colectivo, género, raza o religión, hablo de las personas en general. Que alguien haga un comentario que quizás está fuera de lugar, no significa necesariamente que piense eso.
La sensibilización de la sociedad es algo que, gracias a Dios, ha pasado, pero no tenemos que dejar fuera a la libertad de expresión. Los artistas no existirían, los cómicos tampoco… En el arte, las interpretaciones son infinitas y siempre habrá alguien que se ofenda. La única manera de no hacerlo, es no diciendo nada, y es a lo que estamos evolucionando.
Entonces, somos más políticamente correctos que antes…
Absolutamente. Cuando era pequeño, me encantaba el programa que presentaba Alaska de La bola de Cristal. Ese programa ahora mismo sería inviable. Y aquella libertad también era buena para la sociedad.
Empezaste en 2007. Ahora que comenzamos el 2019, ¿qué le dirías a ‘El Kanka’ de antes?
Tranquilo, todo va a salir bien.
Es curioso todo el positivismo que trasmites, y ya no solo en tus canciones o sobre el escenario. ¿Es la felicidad un elemento indispensable en tu vida?
La felicidad no existe. Nadie es completamente feliz todo el tiempo. Yo creo en la búsqueda. Cuando consigues algo, parece que la sensación no era para tanto. Lo que el ser humano realmente disfruta es el camino. Hallar la felicidad es a lo que cualquiera aspiraría, pero es muy complicado.
Pero acotando campos, ¿dirías que la música te aporta eso mismo?
Durante los conciertos no sabría decirte. Un concierto es una especie de éxtasis que te permite evadirte de cualquier complejo o problema personal durante hora y media, dos horas. Allí yo soy mis canciones. No sabría si llamarlo felicidad, pero es una especie de nirvana. En el tema de la composición, el proceso de creación me apasiona, es súper emocionante. No se trata de terminar la canción, sino de hacerla.
“En los conciertos, yo soy mis canciones”
¿Alguna vez se te ha acercado un fan para darte las gracias por alguna de tus canciones?
Cuando creo una canción, lo hago para mí. Es sorprendente cómo, al final, todos somos tan parecidos, y cómo es posible que una situación que te ha pasado a ti o un sentimiento que has albergado en una situación determinada, pueda llegar a otra persona en circunstancias completamente diferentes. Los seres humanos tenemos miedos muy parecidos, pero los mostramos de formas completamente distintas. Eso te ayuda a sentirte menos solo.
¿Dónde te veremos próximamente?
Todavía estamos cerrando calendario. Así que, lo anunciaremos más adelante.
Y tras esta conversación, si tuviera que pedirte que me compusieras una canción, ¿cuál sería su primer verso?
Ahora mismo solo se me ocurre una palabra: ‘hablemos’.