¿Qué es ser pobre? ¿Es más pobre aquel que no tiene dinero o aquel que, a pesar de su riqueza, carece de sentido en su vida? ¿Y si es cierto eso de que “la pobreza genera pobreza”? Posiblemente estas cuestiones hayan rondado más de una vez por nuestra mente. En la sociedad en la que vivimos la desigualdad está a la orden del día, y tan solo basta con salir a la calle para dar constancia de ello. El caso es que muchas veces pasamos por delante de la vida sin asumir su otra cara, desde la ignorancia y sin un ápice de compasión por quien le ha tocado el otro prisma. Así iba por la vida Román Mara, protagonista de ‘El necesitado’, hasta que algo cambió su vida. A partir de aquí, todo dejó de ser lo que parece.
Sergio Otegui se hace con la sala Lola Membrives del Teatro Lara de Madrid para ponerse en la piel de este marido y padre de una familia acomodada que gozaba de un gran puesto de trabajo y de, en definitiva, todo lo que alguien podría desear en la vida. Sin embargo, todo cambia cuando un pobre se cruza en su vida, o más bien, cuando Román decide cruzar su vida con la de ese pobre. La obsesión por un mendigo rutinario que convivía en el mismo barrio que Román altera su vida hasta convertirse en el objeto de la misma. Aparentemente, esta relación de obsesión es unilateral por parte del hombre acomodado, pero conforme avanza la historia los límites entre uno y otro se difuminan hasta el punto de provocar una simbiosis, cuanto menos, sorprendente en el clímax de la historia.
https://youtu.be/ZmnHKSVWcj4
Lo que al principio parecía ser un monólogo muy bien ejecutado con un bello texto que invita a la reflexión sobre la pobreza material y espiritual y sobre nuestro papel en la sociedad acaba por convertirse en un thriller impredecible que atrapará de lleno al espectador. Lo que abogaba por ser el relato de un fracaso con un previsible tinte moralista acaba por culminar entre la sensación de desconcierto y absoluta admiración hacia el giro que da la historia en su final. Sergio Otegui nos coge de la mano para emprender un viaje por un sendero visiblemente trazado para acabar por soltarnos en mitad de una carretera oscura sin atisbo de salida. Ahí es donde radica la maestría de ‘El necesitado’.
Esta obra escrita y dirigida por Mario Schoendorff cuenta con dos ingredientes básicos que garantizan su éxito: emoción y sorpresa. Porque, aunque bello, era inevitable augurar un predecible final que tuviese como objetivo hacernos mirar la vida desde la empatía y el “te puede tocar a ti”. Pero, si alguna lección extraemos de aquí, es que las apariencias engañan, que nada es lo que parece, y que tratar de predecirlo todo arruina la emoción de la novedad que lleva consigo el factor sorpresa. Y ‘El necesitado’ tiene el mérito enorme de avivarlo.