Los comienzos siempre requieren que saquemos fuerza de voluntad de lo más profundo de nuestro ser. Cuando por fin vencemos a la pereza, todo está listo y nos disponemos a volcar nuestros cinco sentido en esa tarea que tanto nos está costando desempeñar, llega. La obra frente a la ventana, los vecinos y su afición por el bricolaje, un patio de colegio donde los recreos parecen durar todo el día, todos los coches del mundo pasando por nuestra calle… El ruido gana la partida a la concentración, y todo el esfuerzo y la intención se desvanecen entre el enfado y la impotencia derivados de la improductividad.
Esta situación es familiar para muchos de nosotros que más de una vez nos hemos sentido víctimas de este boicot del entorno, y que por mucho que intentamos, resulta imposible poner remedio. Concentrarse con un nivel alto de contaminación acústica es, para muchas personas, misión imposible. De hecho, es habitual que estas situaciones deriven en cuadros de estrés por no poder lograr nuestro objetivo y no realizar como debemos nuestro trabajo. Lo que puede parecer habitual y baladí es, en realidad, más nocivo para nuestra salud de lo que pensamos, por no hablar de las consecuencias negativas que esto puede arrastrar en nuestros estudios, trabajos y tareas varias que se ven truncadas por ello.
Pese a que la capacidad de adaptación ante situaciones hostiles varían según la persona, su habilidad para volcarse en un único asunto independientemente de los factores externos o la sensibilidad al ruido de cada cual, y aunque existe la posibilidad de ejercitar el cerebro para ignorar estos casos, toparnos con este obstáculo nunca resulta plato de buen gusto. Sabemos que es bien necesario parar, respirar y focalizarnos en lo que nos ocupa para no dejarnos dominar por el caos y tratar de atraer la calma, pero en la mayoría de las veces, no es suficiente. Por ello, en Hoy Magazine queremos traeros algunos consejos y trucos para que la intención gane la batalla a los impedimentos, y para que, cuando comencemos alguna tarea, tengamos la certeza de que al menos ningún bullicio indeseado va a turbarnos.
Quizás la opción más recurrente sean los tapones para los oídos. Es fácil encontrarlos en farmacias, incluso los supermercados y plataformas de venta online como Amazon disponen de ellos, y, además, cuentan con una gran variedad de formatos que se adaptan a la forma del pabellón auditivo, así como a las necesidades de cada persona. Otra alternativa para evadir de los ruidos externos son los auriculares aislantes. Si bien es cierto que no bloquea completamente todo el ruido exterior, están diseñados para dar una sensación de vacío e impedir que el sonido ambiente más molesto se cuele en tu cerebro y gane terreno al verdadero quehacer.
Aunque este método no es válido para todas las personas que padezcan este problema, son muchos los que encuentran la paz que buscan aplacando el sonido molesto con música. Sin embargo, su eficacia varía, como hemos mencionado, según cada cual, pues a veces las emociones que nos provoca la música son incluso más potentes que aquellas que nos despierta el problema a evitar. Lo que sí resulta más eficaz son los ruidos blancos, unos audios que recogen sonidos planos de la vida cotidiana y que en nuestro cerebro actúa como si fuese sonido ambiente, por lo que resulta más fácil ignorarlos que a otro más molesto al que no estemos tan acostumbrados en nuestro día a día. Es común utilizar este método en la relajación de bebés, y es igual de útil a la hora de trabajar, pues, según los expertos, se encuentran en el nivel justo (unos 70 decibelios) para favorecernos, ya que niveles más altos o bajos que esto podrían resultar perjudiciales.
Si aún con esto no encontramos una solución satisfactoria y estamos cayendo en la más absoluta desesperación, siempre podemos recurrir al método, un poco más tedioso que los anteriores, de coordinar nuestro horario con el horario de ruido: evitar el trabajo que más esfuerzo mental requiera durante las horas de reformas de la calzada o aprovechar las horas en las que el simpático vecino que está aprendiendo el Himno de la Alegría con la flauta no está en casa para estudiar ese tema que tanto cuesta entender. Además, es recomendable preparar el entorno de trabajo para ello, asegurando que puertas y ventanas están bien cerradas y no descuidando nuestro estado físico, que influye más de lo que creemos en la sensibilidad ante estas circunstancias. El descanso, la alimentación e hidratación o las necesidades fisiológicas son un factor clave para tener en cuenta también a la hora de poner soluciones.
Además de todo esto, siempre queda la posibilidad de trasladarnos a un lugar más tranquilo donde se respire mayor ambiente de trabajo, por ejemplo, una biblioteca o sala de estudio donde el sonido ambiente inspire y no perturbe (aunque esto no quiera decir que no tengamos que echar mano de algunos de los trucos anteriores también en estos sitios).
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