La moda viene y va, como la vida, ya lo dijo «el Puchito». Pero hay clásicos, musts, que nunca dejan de ser la opción más certera. Normalmente hablamos de prendas lisas, versátiles que se adaptan a cualquier situación, a cualquier evento y prácticamente a cualquier estilo. Es el caso del vestido negro, el mejor básico. Y no lo digo yo, es palabra de Jennifer Aniston.
Esta elegante preferencia de la actriz es uno de sus looks más característicos y es que, el vestido negro la ha acompañado siempre en sus galas más importantes. Siempre ha sabido sacarle partido a esta pieza y diferenciarla dependiendo del momento. Un complemento, un tejido diferente o un escote imponente; durante más de 20 años, Jennifer Aniston ha conseguido sorprendernos sin cambiar su apuesta.
Desde que Coco Chanel puso de moda el vestido negro en 1926, a través de un boceto que se publicó en Vogue, este no ha pasado de moda en ningún momento. Ha sido protagonista de eventos, de pasarelas y de grandes pantallas y la dulce y divertida estrella de ‘Friends’ así lo ha demostrado en cada ocasión especial.
Tanto es así que todos tenemos en mente los premios Emmy del año 2000 ahora mismo. Podemos visualizar a nuestra querida Jennifer Aniston con un vestido extra largo lencero negro, un escote en pico, un collar de perlas y una larga y cuidada melena rubia, junto a su entonces marido Brad Pitt.
Este patrón se ha repetido a lo largo de los años, pudimos presenciarlo por primera vez en 1995, con vestido liso de tubo, guantes negros y un escote horizontal, en los premios Emmy. En los siguientes años, 1997, 1998, el anterior mencionado 2000, 2001, 2004, 2008, 2010, 2011, 2012, 2017, 2019 y 2020 la mejor compañía de la actriz ha sido su vestido negro. En todas las versiones posibles: corto, largo, de diferentes texturas y formas. De cuero, de seda, recto o asimétrico.