«El valor sentimental que tenía para Elena que nos casáramos en Cuba me era suficiente para no tener que pensarlo mucho, la decisión era fácil», apunta Ungría para la revista Hola.
El enlace tuvo lugar en la Iglesia de San Juan de Letrán, la misma iglesia donde se casaron los abuelos de la novia setenta años atrás, que fue decorada con decorada con mucha vegetación de los campos de Cuba y el convite y la fiesta posterior se celebraron en «La Divina Pastora», un espectacular restaurante ubicado al pie de la fortaleza San Carlos de la Cabaña, a la entrada de la bahía de La Habana, con impresionantes vistas al malecón y a la Ciudad Vieja.
Para este enlace tan importante y especial Elena eligió un vestido de línea sirena con manga larga del diseñador Fernando Claro realizado en muselia de seda y bordados geométricos en hilo de seda «ivory» y cristal en el que los artesanos del taller del diseñador invirtieron mil seiscientas para conseguir el acabado perfecto. El look lo completaban un velo de tul de seda, zapatos diseñados conjuntamente con Custom & Chic, pendientes de Moon Diamonds y el ramo que era de flores preservadas: orquídeas, hortensias y rosas, con hojas verdes y un toque tropical.