Es martes por la tarde. Gran Vía yace bajo un manto gris de nubes. Puede que llueva, aunque lo más probable es que no lo haga. La predicción es para el fin de semana y esta tarde vamos al teatro. Aunque no como siempre. Hoy nos decantamos por la parte más musical. Hemos venido a ver  Elton Song, Elton John Tribute.

Pero antes, creo que deberíamos recordar quién es Elton John… Por si alguien no lo sabe (o ha vivido en una cueva toda su vida). Elton John es una eminencia en el mundo de la música – lo mejor es que todavía está vivito y coleando–. Nació en Reginald Kenneth Dwight, y dedica su vida a su verdadera pasión: la música. Es un cantante, compositor y pianista británico que lleva más de 50 años en la industria. Ha lanzado alrededor de 30 álbumes de estudio y ha vendido más de 300 millones de copias en el mundo, siendo uno de los artistas más exitosos de la historia.​

Además, y así como anécdota, os contaré que, en sus conciertos, comenzó a llevar gafas de sol en honor al ídolo de su infancia, Buddy Holly, que murió en un trágico accidente a los 22 años, pero que pasados unos meses ya no podía ver bien sin ellas. Eso sí…. No hay estilo, color o forma que no tenga, y no es difícil creer eso cuando su colección sobrepasa los más de 20.000 modelos.

Una vez dicho lo que toda amante de Elton John ha de saber, nos sumergimos en el Teatro EDP Gran Vía (Gran Vía, 66). El espectáculo comienza de manera puntual. Las luces se apagan, el telón se levanta y comienza el espectáculo.

Toda esa estética hortera nos hace recordar que, a pesar de que todo esto sea un tributo, saben cómo trabajar la imagen que tanto ha marcado los inicios de la carrera del artista

Sobre el escenario aparecen los músicos, un gran piano de cola blanco, una corista vestida como si fuera un mono de feria, y con los primeros acordes, un andrógino Elton John. Toda esa estética hortera nos hace recordar que, a pesar de que todo esto sea un tributo, saben cómo trabajar la imagen que tanto ha marcado los inicios de la carrera del artista.

Sin embargo, a medida que transciende el musical, comienzan los errores. La química y la expresividad del artista carece por su ausencia en las canciones lentas, hay solos de guitarra demasiado largos, pausas interminables para cambios de vestuario, no hay química en el dueto con la corista – ¡ni siquiera la mira! – y el hecho de salir a escena sin gafas de sol, aunque solo fuera durante un par de canciones… Es algo que Elton John nunca haría.

No obstante, el intérprete es generoso con su don. Defiende bien las canciones que han marcado una generación. Los músicos son impecables, saben llevar el ritmo y nos hacen más llevadera la noche. La gente reacciona, vitorea, aplaude, aunque otros se levantan de sus asientos y se van para no volver. Es una confrontación que lucha durante toda su duración entre el éxito y el fracaso.

Así que, pasen, vean y elijan de qué lado de la balanza quieren estar. El poder de decisión está solo en sus manos.