Os presentamos a Ángela Peirat, una joven con mucha ilusión y con grandes motivaciones en la vida. Nos ha concedido una entrevista de lo más natural, humilde y donde descubriremos cuáles han sido sus aspiraciones, qué le inspiró el teatro, cómo conoció a Ramón Paso, y a la vez, cómo ha sido y es hacer sus obras. Sentimientos puros, cercanía absoluta y un sinfín de peculiaridades que te harán acercarte a ella de forma casi inevitable. Además, os contamos como está siendo la obra El Móvil, y qué será de la nueva, El Mensaje, que estrenan el 14 de abril.
Bien, pero yo también estudié en el conservatorio de danza y eso me ha servido mucho más de lo que yo pensaba para luego mi profesión. Casi más que la escuela, porque esto no deja de ser un oficio entonces, aprendes en el escenario. No te pueden enseñar en realidad a interpretar.
Me vine a Madrid con una maleta y lo típico ‘a ver qué pasa’. Me puse a trabajar de cualquier cosa, que si dependienta, vendiendo bolsos… entonces un amigo me dijo ‘’mira un casting’’ y caí en la compañía de Ramón Paso. Él me ha enseñado realmente lo que es este oficio. Yo llegué un poco sin saber.
Y desde entonces me quedé aquí, conectamos muy bien. Desde un inicio vi que mi camino iba a ser este, que Ramón tenía lo que yo estaba buscando, que era teatro y me pareció muy difícil ‘¿cómo busco yo trabajo para actriz de teatro?’ porque la tele es difícil, pero se sabe más o menos como es el camino. Te buscas un representante, pero yo decía ‘¿De teatro? ¿qué se hace?’ Tuve suerte, empeño y estoy muy contenta.
¿De dónde nace El Móvil?
Principalmente, Ramón escribe para mujeres. Y es de los pocos autores que escriben para mujeres. Y hace papeles muy interesantes. Es una comedia de chicas, algo fresco, juvenil pero que habla también de problemas de amigas y de ahí surge El Móvil. Es una locura.
Háblame de la obra
Empieza porque mi personaje se rompe la pierna, entonces llama a sus amigas. A sus amigas de toda la vida, las típicas que conoces en el colegio. Pero también es el típico grupo en el que te das cuenta de que llegas a un momento de tu vida en el que dices ‘pero si no tengo nada que ver’ pero aun así estás. Va sobre esa amistad de siempre que dura hasta que un día parece que todo se va a torcer, aunque sucede algo que las une definitivamente.
Las comedias de Ramón son salvajes, una gamberrada absoluta. Es de ataques de risa constante, humor negro, muy divertida.
¿Cómo su director Ramón Paso te propone el personaje?
Ángela: Pues él es verdad que en esta función desde el principio quería que girara la obra en torno al personaje de Vanessa, el cual le encajaba. La compañía PasoAzorín la conforman Ana Azorín, Ines Kerzan (ambas salen en la obra de El Móvil) y Ramón Paso. Y yo que llevo con ellos 6 años, aunque ellos tres son los socios. En las funciones estamos las tres, igual el argumento puede que gire entorno a mi personaje, pero eso no quiere decir que la función este desnivelada. Se basa en trabajo en equipo, su manera de dirigir es casi una coreografía y luego no se nota nada.
La gente nos dice »uy, pero qué espontáneo todo’’ pero dices ‘madre mía si esto es un reloj’ porque si mi compañera no llega a equis punto yo ya me descoloco.
Por eso Ramón busca a personas con nociones de danza porque dice que son muy rápidos a la hora de los movimientos, y es verdad que sus funciones tienen mucho ritmo y coreografía oculta.
¿Qué sentiste interpretando a Vanessa en El Móvil? ¿Cómo ha sido ser protagonista?
Ángela: Muy bien, es verdad que tiene peso en la función, y es un personaje un poco bruto, borde, gamberra, y tienes que meterle un poco de todo, pero es muy divertido.
¿Cuántos días os han llevado de ensayos, pruebas, cambios, esfuerzo en definitiva?
El móvil iba a estrenarse antes de la pandemia, entonces llevábamos ensayando una semana nada más. Y tras el confinamiento, para esta función fue como borrón y cuenta nueva, se vario casi todo; el texto, cosas que veíamos que debería de ir por otra línea, Ramón lo varío mogollón. Y empezamos los ensayos después.
¿Qué podrías contarnos de expectativas que tenías en un inicio, a sabiendas de la situación en la que nos encontramos, con respecto a cómo ha sido el estreno y sus días posteriores?
En el estreno teníamos un poco de apuro por el tema de las mascarillas. Nunca habíamos actuado frente a esta situación. Teníamos muchos miedos por cómo iba a reaccionar el público. Si se iba a reír o no, si iban a estar cómodos… Y es verdad que el primer estreno fue con la obra de Sueños de un seductor y sirve igual para El móvil, no notamos nada. O sea, tanto el público como nosotros teníamos tantas ganas de un poquito de normalidad, desconectar y pasar un buen rato que ahí no noto nadie nada. Una hora y media de estar en otro sitio. No notamos las mascarillas.
Tanto el público como nosotros teníamos tantas ganas de un poquito de normalidad… que ahí no notó nadie nada.
Bien es cierto que, a pesar de la Covid-19, ha costado levantar los cimientos de la cultura porque se le ha achacado mucho. Los actores, y en general todos los que pertenecen al mundo artístico se han dejado los dientes por sacar el trabajo delante. Pero, además, por darle un valor (fuerza) a la cultura, que en sí la tiene pero que a algunos parece que se les olvida. ¿Qué te llevas del confinamiento que hayas podido extrapolar a tus personajes?
Paciencia, calma dentro del caos. Intentar buscar ese control. En la pandemia como no podías salir, de repente no había horas… yo por lo menos tardaba lo mismo quizás en leerme un libro, pero al no tener la presión del tiempo, era otra historia. Esa falsa pausa… le prestaba más atención. Tanto a lo que estás leyendo como a lo que estás haciendo y eso sí que lo he querido mantener.
¿Crees que tu cercanía ahora con el público es distinta? Y no me refiero a no poder acercarte porque es obvio que las distancias de seguridad hay que mantenerlas, sino hago referencia a esa cercanía entre público y actor, esa mirada, esa conexión…
Justo acabamos de terminar una función La Ramera de Babilonia es un cabaret religioso. Se habla directamente con el público, no hay cuarta pared, y ahí es cuando más hemos visto que podíamos haber notado la diferencia, y tenemos el publico súper cerca y hablamos mirando a los ojos a todo el mundo. La gente viene y está tranquila, están todas las medidas y esto es más seguro que ir en el metro.
Cómo enlazas los personajes tanto de El Móvil como de El Mensaje o lo hiciste a la par.
El Mensaje es una obra que hemos hecho ahora. Estoy acostumbrada, gracias a dios, a llevar varias obras a la vez. Hemos tenido etapas de absoluta locura de hacer 3 funciones diferentes el mismo día de distintas obras. Son funciones que ya tenemos estudiadas, entonces es verdad que no existe ese caos mental. Y eso nos permite limpiar y no mezclar. Es cierto que, si fueran dos obras que las estuviéramos cocinando al mismo tiempo, entonces sí que es un caos. Pero al ser una obra que llevamos mucho tiempo haciendo… eso se agradece.
Sin hacernos spoiler, podrías contarnos de qué va El Mensaje.
Es una comedia sobre una familia disfuncional, también de Ramón Paso por lo que quiere decir que es otra locura. No es nada típica. Es muy divertida, tiene momentos muy tiernos y la gente se lo va a pasar bien. La estamos haciendo para eso. Estamos deseando hacerla ya para ver. Porque la comedia tiene una cosa que Ramón siempre insiste:
‘’La comedia somos nosotros y el público porque hasta que no la haces con público no sabes como éste va a reaccionar’’.
¿Qué esperáis con esta obra? ¿Os gusta cómo está quedando?
Yo creo que bien, lo digo con cautela. Estamos contentos y es verdad que es trabajo y estamos trabajando mucho. Al final somos muy afortunados y a la vez conscientes de que es una gran responsabilidad.
¿Qué soléis hacer antes de un estreno?
Antes de los estrenos solemos hacer mucha familia. Al final la compañía generamos mucho lo que es ser una familia, el ir a comer juntos, ensayar juntos, al descansar también nos vamos juntos, mucha música y mucho baile. Antes de los estrenos estamos con la música a tope que esto parece una verbena, todas locas, chocolate, gominolas, una locura, nuestro camerino siempre es así. Para soltar la adrenalina y para celebrar que estamos felices.
Siempre nos lo dicen a los teatros a los que vamos que se nota que estamos por la fiesta que montamos
¿Dónde ensayáis?
Esta vez hemos tenido la suerte con El Mensaje que estamos ensayando en el propio Teatro Lara. Ahora mismo estamos aquí, otras veces en centros culturales ya que la compañía no cuenta con espacio físico para poder hacerlo.
¿Qué piensas cuando preparas un personaje? ¿Te dejas recomendar?
Lo primero que pienso ‘no voy a saber hacerlo’. Me los da Ramón. Pero por supuesto que me dejo recomendar. Aunque trabajo directamente con él, mano a mano. Cuando leo un personaje siempre digo ‘buah, madre mía, el mío es el más difícil de todos’ siempre me pasa lo mismo y después no es así. Aunque es un patrón que sigo.
Luego leo el texto y analizo no solo mi parte sino la del resto de mis compañeros. Me parece muy importante conocer en profundidad la función. Porque muchos personajes hablan del tuyo. Ir con una propuesta es inevitable, porque al leerlo te lo imaginas de una manera y luego en los ensayos lo ves de otra. Pero me gusta mucho trabajar en ensayos.
¿Por qué te has dedicado todos estos años al teatro exclusivamente? ¿Nada o nadie te ha llevado a decantarte en alguna ocasión por otro ámbito, la televisión o puede que el cine?
A ver yo lo busqué, aunque es cierto que tuve la potra de encontrarlo. Ahora mismo estoy con Helena Freijedo, una representante, estoy abierta a todo, pero es verdad que me parecía muy importante formarme en teatro, creo que un actor formado en teatro, luego puede hacer lo que quiera. Porque es muy crudo, es realidad absoluta, ahí no hay mentiras, tu dices un chiste y la gente se ríe o no se ríe, y sabes que lo haces bien por la reacción del público. Entonces me parece que es la mejor manera de aprender, pero también la más dura. Lo recibes todo de una.
Creo que un actor formado en teatro, luego puede hacer lo que quiera
¿Qué le dirías a un joven que tiene ganas no de actuar sino de tener la oportunidad algún día de poder actuar?
Le diría que la busque, que se mueva, que no se dé lastima, y que no piense que van a llamar a su puerta, que no se le caigan los anillos por estar trabajando muchísimo, que observé a los que saben, que empiece desde abajo. Recuerdo que hemos hecho funciones para dos o tres personas y ahora estoy en un teatro para 300 o 400 localidades, y a mí me encanta haber empezado por ahí. Y no lo cambiaría por nada. Creo que eso te hace fuerte y se nota en escena, tienes otra fuerza.
También con respecto a los estudios, creo que lo que hay que hacer es leer mucho teatro, tener gente con la que poder hablar y te dé buenos consejos, pero el actor tiene que estar continuamente leyendo, estudiando, viendo.
¿Cuál crees que es la experiencia más enriquecedora que te has llevado hasta el momento?
Creo que con la que más he aprendido es con La importancia de llamarse Ernesto. Porque es una comedia de alta comedia, además mi personaje no existe como tal, lo versionó Ramón. Es un humor muy sutil, sarcástico, intelectual y a la vez muy delicado de hacer, y uno de mis mayores retos. Leí la obra y dije ‘yo esto no sé como se hace’. Pero ahora ésta la terminamos el domingo y me voy a morir de pena, no quiero que termine.
Cuando termina una obra, qué soléis hacer. ¿O normalmente se acaba la obra y punto final?
A ver por ejemplo esta obra de La importancia de llamarse Ernesto la hicimos el verano pasado, estuvimos todos los días porque fue como función principal. Luego hubo gente que se quedo sin verla e iba al teatro y decía ‘’yo me he quedado sin verla’’ entonces nos la pusieron una vez a la semana. Y ahora estamos tres. Ha sido un poco intermitente.
Normalmente cuando finaliza una obra, Ramón dice que es la penúltima. Ha habido obras que no hemos vuelto a hacer. Pero es verdad que con esta obra pienso que va a ser la penúltima.
¿Has conocido a alguien dentro del mundo de la interpretación que alguna vez te haya hecho pensar en tirar la toalla? O, al contrario, ¿qué te haya motivado aun más en seguir creciendo profesionalmente?
No, nunca. Me he encontrado con gente que igual te quiere pisar, pero nunca se me ha pasado por la cabeza tirar la toalla. Y, al contrario, por supuesto, me he encontrado con mucha gente buena. Cuando yo he pensado ‘madre mía, no voy a poder…’ siempre lo he pensado, mira no voy a poder, pero quiero hacerlo. Creo que me he encontrado a más gente buena que mala, igual es que yo a la gente mala la ignoro muchísimo.
»He pensando no voy a poder, pero quiero hacerlo»
Una frase de lo que para ti es el Mensaje, o más bien cómo la definirías, y manda un mensaje a los lectores. Por qué deberían de ver la obra.
El Mensaje va a hacer que te cuestiones que es más importante para ti si el dinero o tu familia. Y luego a los lectores, creo que van a pasar un buen rato. Es más, creo que eso sería lo que a mí me atraería para ir a ver una función buena, si me dicen mira es que te lo vas a pasar bien, y te vas a olvidar del mundo exterior, a mí ya me tendrían plantada.
El Mensaje va a hacer que te cuestiones qué es más importante para ti, si el dinero o tu familia
Como conclusión, El Mensaje será interpretado por la mismísima Ángela Peirat y de la mano de Natalia Millán, Ana Azorín, Ines Kerzán y Carlos Seguí. Es una obra escrita y dirigida por Ramón Paso que según Peirat nos va a hacer cuestionarnos. En apenas 9 días dará paso su estreno en el propio Teatro Lara. Por lo que ya pueden ir corriendo a comprar sus entradas, aquí. Les deseamos ‘mucha mierda’ como se dice en teatro y que todo esfuerzo merezca la pena en momentos en los que parece que la situación no cesa. Gracias Ángela Peirat por esta entrevista.
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