El actor y humorista Edu Soto vuelve a subirse a los escenarios de una producción musical. Esta vez decide emprender su viaje artístico rodeado de Oompa Loompas y ser el propietario de la fábrica a la que cualquier niño sueña con ir, y es que Soto interpreta a Willy Wonka en el recién estrenado musical Charlie y la fábrica de chocolate, producido por Let’s Go en el Espacio Ibercaja Delicias de Madrid.
Su faceta cómica y su meticulosa capacidad interpretativa ha llevado a Soto a dar vida a un elevado número de personajes, muchos de ellos míticos del imaginario colectivo, como es el caso de Mortadelo en Mortadelo y Filemón. Misión: Salvar la Tierra, en el papel de monarca como Felipe IV en El Ministerio del Tiempo o, como no podía ser de otra manera, en el teatro musical con el clásico Cabaret interpretando al Maestro de Ceremonias. Y ahora, el intérprete, nacido en Cataluña y de familia murciana, a sus 44 años, encarna a Willy Wonka, un individuo con unos rasgos tan singulares que hacen que Edu Soto haya aceptado el desafío de ponerse su chistera y portar el bastón.
El musical Charlie y la fábrica de chocolate ya ha llegado a Madrid, tras varias semanas de ensayos, en las que, imagino, que habrás tenido momentos de alegría pero también de frustración. ¿Cómo te sientes ahora que ya habéis llegado al público?
Pues empezamos el 8 de agosto los ensayos y hemos vivido todo este proceso tan enigmático de meterte todo un libreto en la cabeza, esta vez no solo hay texto, sino que hay texto, coreografías, canciones, gestos escénicos… Es muy agotador. Llegamos muy cansados porque hemos trabajado mucho, porque le hemos puesto mucha ilusión, creo que es un título que la gente está recibiendo con mucha ilusión a priori, y sabemos que hay mucha expectativa y eso hace que quieras salir aquí muy preparado. Venimos muy preparados y con mucha ilusión, pero es un proceso muy agotador. Hay momentos en los que estás a punto de tirarte por la ventana y decir “¿para qué me he metido en esto?”, pero cuando luego todo funciona y estrenas dices “valió la pena”.
Has interpretado a muchos personajes a lo largo de toda tu trayectoria, y ahora te pones las botas y el bastón de Willy Wonka. ¿Cómo ha sido tu preparación para este personaje?
A mi ensayar me cuesta, porque yo lo paso mal. Yo soy un tipo que tardo mucho en encajar todo. Tengo sufriendo a los productores y a los directores hasta el último momento. Pero, luego, yo sé que todo va a encajar. Pero para que todo encaje, tengo que tener respondidas todas mis preguntas, y suelen ser muchas. El director me decía “podría decir que eres un toca cojones, pero tienes razón, hay que responder a esta pregunta”. Nos hemos llevado muy bien porque yo necesito respuestas, no hacer las cosas porque sí. El viene de un montaje ya hecho, y yo quería llegar a un acuerdo con Willy Wonka. Ha sido apasionante, por fin hemos llegado a este momento en el que va a venir público, llega un momento en el que dices “yo ya no sé qué estoy haciendo«, necesito respuesta, no puedo acabar un número y que aplauda el director y la coreógrafa solo.
¿Por qué has decidido formar parte de esta fábrica de chocolate musical?
Yo creo que necesitaba un título como este para hacer un musical y decir “sí”. Y Willy Wonka necesitaba un tipo como yo para que este musical funcionara. Creo que nos llevamos bien Willy Wonka y yo, hemos hecho una buena sociedad. La gente que oye “Willy Wonka lo hace Edu Soto”, creo que se entiende, no soy un intruso y encajo bien en esta historia.
Te pones el traje de Willy Wonka, un personaje con un carácter peculiar a la vez que icónico. ¿Cuál es el mayor reto de interpretar a este personaje?
El mayor reto es la exigencia actoral, como cantante, como bailarín, bailar y que no se note que estás haciendo pasos de baile, cantar y que estés transmitiendo el mensaje de la canción… Willy Wonka, te lo digo con sinceridad, no me parecía un personaje difícil porque creo que tenemos muchas cosas en común. A veces, es mejor que el personaje que interpretas sea diferente a ti, es más atractivo, pero con Willy Wonka tengo tantas afinidades, tenemos un sentido del humor tan afín, que lo he disfrutado mucho y no me ha sido complicado entrar en ese personaje. Me ha resultado más complicado el trabajo matemático y preciso.
A pesar de ser una historia con niños, realmente hay muchos temas para adultos, ¿cierto?
Para que no quepa la menor duda, yo diría que esta obra la van a disfrutar mucho los niños y van a querer venir a verla. Pero la obra, a mi manera de entenderla, está hecha totalmente dirigida a los adultos, hay muchas bromas y muchos chistes que hacemos que digo “toma papá, toma mamá, ahí te lo llevas”, es mucho más para adultos. Tampoco creo que estemos dando una reflexión, porque todo lo que ahí sucede, lo sabemos perfectamente: el vicio con la tecnología, el ego que le estamos transmitiendo a nuestros hijos, la competitividad… Todo eso ya lo sabemos, pero lo ponemos ahí para que la gente lo vea y lo recuerde. También estamos viendo a un tipo que lleva 14 años encerrado, porque lo que hay en el mundo real, no le interesa demasiado, y ha encontrado a Charlie como un diamante en bruto por casualidad y sale con poca fe a buscar al mundo a alguien que pueda sustituirle en su fábrica, porque piensa “¿qué voy a encontrar ahí abajo?”. Y creo que a todos nos pasa un poco a veces, cuando nos vamos a la sociedad decimos “yo creo mucho en el individuo, pero en el grupo no sé si creo tanto”. Yo comparto esa reflexión.
Willy Wonka llevaba 14 años encerrado, pero a nosotros también nos han encerrado con el confinamiento…
Sí, sí. Nos han obligado a encerrarnos y ahí todos hemos pensado y hemos visto que en casa no se está tan mal. Depende de la casa, depende de cómo estés, pero el estado de ánimo de cada uno ya es una historia, pero está claro que no estamos bien como grupo.
En Charlie y la fábrica de chocolate, hay una parte del elenco que es infantil. ¿Qué tal es trabajar con niños?
En este caso es la exigencia del guion. Charlie es un niño y no lo puede hacer un adulto vestido de niño porque es una ridiculez. Y un niño es un niño, y la exigencia que tenemos los mayores trabajando no se las puedes transmitir a un niño porque ya estaríamos haciendo lo que en la obra decimos que no hagamos. Trabajar con niños es complicado, primero, porque son cuatro niños, no es uno. La de horas que necesitamos los actores, cantantes y bailarines para presentar un show no se las puedes meter a un niño, ya por ley. Los niños te exigen estar mucho más alerta que un actor con el que estás trabajando y has hecho una función que has ensayado quince mil veces. Con un niño no puedes ensayar quince mil veces porque no le toca. Lo que se dice: animales y niños van a su ritmo y hay que respetarlos. El director, de broma, me decía “vamos a hacer que Charlie vaya con un perro” y yo le respondí “y me largo de aquí”.
Has hecho ya otros musicales como Cabaret, ahora hacer Charlie y la fábrica de chocolate. ¿Cómo te encuentras trabajando en el teatro musical?
El género en sí, como se transmite, como se mezclan las diferentes disciplinas, no me acaba de enamorar. Por eso digo que el título de Willy Wonka me enamora. Cabaret me enamoró el personaje. Pero a mí me dices si quiero hacer Los Miserables o Cats y no me apetece, pero está bien, porque me gustan muchas cosas, y algunos musicales que me gustan, igual que hay un tipo de música que me gusta y otro no me gusta nada. Me gusta un musical como este, en el que la música que suena me gusta, que hay gamberrismo y que la convivencia entre el texto y la música me parece coherente.
Encuentras esa coherencia en esta obra pero imagino que también habrá alguna preocupación…
Pues mira, en todo este proceso que hemos vivido, en el que hay tanta preocupación además en los musicales, mucha preocupación en las coreografías, mucha dedicación a la música, al canto… Yo estaba haciendo la coreografía, me gusta bailar y lo pillo rápido y me divierto, pero un día se me va un paso, otro día se me va otro. Pero cuando hay público delante, lo hago mejor, porque necesito hacerlo para alguien, en los ensayos lo hago sólo para el director, estoy cansado… Ha llegado un momento en el que he dicho “lo único que no puede pasar es que no divierta al público. El público me va a perdonar que me equivoque en un paso de baile, pero no me va a perdonar el que no se diviertan”. Yo creo que eso es lo que tiene que tener mi Willy Wonka. El Willy Wonka, por texto, tiene que ser un tipo con una cierta elegancia, un cierto saber estar, con una ironía… Pero, si no divierto, y no hago reír, y no tengo gancho con el público, puedo defraudar, y la idea es no defraudar.
«Me han tenido que poner horas de estudio dentro de los ensayos porque en mi casa era imposible»
Has sido padre hace poco y, ahora, eres Willy Wonka, también. ¿Cómo te organizas?
En cada proyecto tienes necesidades distintas. En este, me ha cambiado mucho la preparación porque he sido padre por segunda vez, en el mes de mayo. Cuando se habla de la conciliación familiar, que va muy dirigido a la mujer, y lo entiendo perfectamente porque mi mujer ha tenido que abandonar un poco su carrera de violinista temporalmente, pero el padre también sufre el llegar a casa y tener que coger al enano y dormirlo, porque la madre está hasta las narices de estar con dos energúmenos (Risas). Hago todo lo posible por dejárselo fácil. Y por eso me han tenido que poner horas de estudio dentro de los ensayos porque en mi casa era imposible, yo no me puedo ir de casa y no preparar la comida y dejar un poco listo todo, porque mi mujer está cuidando de los niños. Es una etapa complicada.
Después de toda esta charla, Edu, ¿Por qué hay que venir a ver el musical Charlie y la fábrica de chocolate?
Como diría Willy Wonka: “Yo voy a estar aquí y no me lo perdería”.
Desde el 15 de septiembre de 2022 se encuentra el musical Charlie y la fábrica de chocolate en el Espacio Ibercaja Delicias. Las entradas se pueden adquirir aquí.
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