Un café con..

María Dueñas: «Al escribir, tengo una mirada de oficio»

El Espacio Ibercaja Delicias acoge del 24 de febrero al 22 de mayo el musical El tiempo entre costuras, compuesto por Iván Macías y producido por Dario Regattieri de beon Entertainment. La obra se basa en la novela escrita por María Dueñas que se centra en la vida de Sira Quiroga, una joven modista que abandona Madrid antes del estallido de la guerra civil española.

Su autora es natural de Puertollano. Es doctora en filología inglesa. Tras dos décadas dedicada a la vida académica, irrumpe en el mundo de la literatura en 2009 con “El tiempo entre costuras”, la novela que se convirtió en un fenómeno editorial y cuya adaptación televisiva de la mano de Antena 3 logró un alto número de galardones y un éxito rotundo de audiencia.

Conocemos las impresiones de María Dueñas acerca de la creación del musical, su pensamiento como escritora y su forma de trabajar.

Tus personajes llegan al teatro musical. ¿Cómo te sientes teniendo tu novela sobre los escenarios?

Me siento encantada. La verdad es que está siendo una aventura muy ilusionante en todos los sentidos, porque yo que tengo que “salvaguardar” la esencia de mi historia, veo que ellos lo hacen con tanto respeto, con tanta fidelidad, pero con su aportación propia creativa, pero sin tergiversar la historia nunca, sin caer en lo fácil que sería “sacar los números más espectaculares y luego la historia interesa menos”. Para nada. Está la novela entera y estoy encantada.

La historia nace de ti y ahora la puedes sentir con números musicales. ¿Escuchas tu libro?

Sí, escucho mi historia. No son las palabras del libro, pero la historia sí está por completo. Todo el viaje de Sira está. Arranca en Madrid con unos números más madrileños, nos vamos a Tánger con otro estilo, otro ambiente, otro tono, nos vamos a Tetuán, nos vamos a Madrid, nos vamos a Portugal, y ese viaje está presente en todo momento.

Parte de tu novela se basa en Madrid, y ahora se estrena en ella el musical. ¿Cómo es esta sensación de llegar a la capital?

Es un lujo. Yo vi la obra en Zaragoza en su momento cuando se estrenó y me gustó muchísimo. Pero ahora al venir a Madrid, con este componente añadido de que es su lugar natural, es maravilloso.

¿Cómo te llega este proyecto musical?

Yo no me lo planteaba como un musical para nada porque yo no soy un público asiduo de musicales, pero este me encanta y, a partir de ahora, me cambio de género. Llega a través de Iván Macías, que él antes de tener mi “sí”, ya estaba trabajando. Todo lo que me presentó cuando tomamos un té juntos tenía tanta seriedad, tanta solvencia, tanto respeto, tanta complicidad con la obra que salí convencida. No le di el “sí” en el momento por aquello de hacerme la interesante, pero yo estaba convencida que íbamos a ir hacia delante (Risas).

Supongo que habrás estado muy próxima a los creadores. ¿Cómo ha sido ese proceso de trabajo?

Ha sido un recorrido muy cómplice. Ellos han sido muy respetuosos conmigo. Yo, realmente, no he tenido que intervenir nada prácticamente, porque ellos son súper profesionales. Ellos me consultaron absolutamente todo, desde el cartel de anuncio, hasta la música. Iván se pasó el verano mandándome pequeñas maquetitas con él al piano de toda la música que iba componiendo; cuando el libreto estaba listo, me lo mandaron para que yo diera mi opinión, y cualquier pequeñísimo cambio que sugerí lo tuvieron en cuenta.

Remontándonos a los orígenes de la novela. ¿Cómo nace la historia de El Tiempo entre Costuras?

Yo entonces era profesora de filología inglesa en la Universidad de Murcia, no tenía nada que ver con esto del mundo literario. Durante una estancia en Estados Unidos como profesora visitante, me planteé escribir una historia. Lo único que tenía claro desde el principio es que quería volver la mirada a Marruecos, a aquel Marruecos de años de presencia española, de presencia internacional. Mi familia materna es de Tetuán, vivieron allí muchos años y yo quería que ese mundo con el que había crecido, que era mi memoria sentimental y que era muy desconocido pero muy cercano a mí por mi familia y a la historia de España también, porque había muchísimos españoles viviendo allí y es parte de nuestra historia reciente, se contase en una historia. En narrativa se había tratado muy poco, en historia y en otros ámbitos sí, pero en novela no se había tratado prácticamente. Tenía mucha información, tenía la memoria sentimental de mi familia y la memoria de la vida del día a día, de lo cotidiano, casi lo costumbrista, cómo era la ciudad, cómo se vivía, cómo era el ambiente, qué hacía cada uno… Y luego tenía por otra parte, también, mi faceta como investigadora académica, que me llevó a recuperar la gran historia de aquel mundo. Con eso como fondo, decidí componer esta novela. Lo que pasa es que después se expandió, se “reventaron las costuras” y ya fue a otros ámbitos y salió de Marruecos, fue más grande, pero la esencia viene de ahí.

¿Te resultó fácil escribir la historia?

Fue mucho trabajo, pero fue un trabajo relativamente cómodo. Las historias que yo cuento no son personales, entonces yo creo que con eso me es más fácil, porque no tengo esa implicación y puedo manejar mi creatividad por donde quiera, sin tergiversar ninguna historia que ya venga de antes.

¿Cuál era tu objetivo al contar este relato?

Yo quería escribir una novela que fuese entretenida, que fuese atractiva, que fuese cautivadora de alguna manera, que contase historias, como decíamos antes, cosas de nuestra historia que no son tan conocidas, por ejemplo, cómo actuó España durante la II Guerra Mundial, aquel mundo de Marruecos… Trasladar a los lectores a un viaje por escenarios atractivos, por coyunturas históricas atractivas u con una protagonista a la que le pasan mil vicisitudes.

¿Te has hecho amiga de la protagonista, Sira Quiroga?

Sí, sí, por supuesto. Nos llevamos muy bien. Le he dedicado mi última novela, Sira, he vuelto a reencontrarme con ella.

¿Pasas muchos ratos de tu rutina con Sira?

Sí, últimamente la tengo presente en mi día a día. Con Sira en novela nueva, en su futuro, digamos, y luego Sira en el musical, en su origen, en su presente. Es un poco loco, pero ahí las llevo a las dos, pero son coherentes una con la otra.

¿Cómo piensa una escritora? ¿Cuál es la mentalidad de alguien que escribe?

Mi mirada cuando escribo es muy concentrada, muy profesional. Sé que tengo un trabajo que hacer, ese trabajo es escribir una novela, y lo asumo con rigor, con dedicación y trabajándolo mucho, sabiendo que las musas no van a venir con su varita mágica a escribirme la novela. Son muchos días, muchas semanas, muchos meses y, a veces, más de un año detrás de la novela, y luego hay que acompañarla, hacer su promoción… Al escribir, tengo una mirada de oficio, no es una mirada artística o intuitiva, o solamente creativa. Hay una parte creativa, que pones tu mente en funcionamiento para generar ideas y ficciones, y luego una parte de picar piedra todos los días.

¿Tomas muchas referencias de la cultura, yendo a museos, exposiciones, cine, teatro…?

Sí, yo soy bastante activa en vida cultural, lo he sido siempre. Leo mucho, veo cine, series, teatro, exposiciones, viajo, intento conocer gente interesante… Estoy en el mundo, no soy una escritora recluida en su zona de confort que vive al margen del mundo. Yo soy una persona normal de mi tiempo.

«Mucha gente ha vuelto a la lectura»

Ahora, en la era de la tecnología, ¿cómo ves el futuro de la lectura?

A partir de la pandemia, una de las poquísimas cosas buenas que ha traído es que mucha gente ha vuelto a la lectura. Eso ha descubierto a mucha gente que había abandonado la lectura que te da mucha satisfacción leer, que te acompaña, que te alivia las torturas diarias, que es ilusionante… Cuando se nos abrieron las librerías, después del confinamiento tan duro, pues hubo una subida de ventas enorme, las editoriales están encantadas, cerraron el año con unas cifras magníficas, los libreros están encantados, que también los pobres lo han pasado fatal durante mucho tiempo…

¿Se estaban perdiendo los lectores?

Se perdieron muchos lectores durante la crisis, se creía que esos lectores ya no iban a volver. Coincidió con la llegada de las plataformas, de los teléfonos móviles, con todo ese avance de lo digital y la crisis económica hizo que esto fuera un hachazo para el sector editorial. Casi se daba por perdida a toda esa gente y, en cambio, ha tenido que venir una pandemia para que vuelva toda esa gente, en parte, así que la perspectiva es muy buena.

Imagino que leerás mucho. ¿Tienes un ritmo de lectura acelerado?

Yo leo bastante, lo que pasa es que “pico” mucho. Leo varias cosas a la vez, leo cosas muy variadas, a veces, si estoy escribiendo o desarrollando alguna idea leo más cosas que tienen que ver con ese mundo, otras veces leo más cosas que no tienen nada que ver, depende…

Tendrás una librería muy grande en tu casa…

Efectivamente, sí. Tengo una librería bastante grande. Es la acumulación de muchos años. Como te decía, yo, antes de ser escritora, estaba en el mundo de las letras, de las humanidades, era profesora. Entonces es una biblioteca hecha desde mis años de estudiante, ahí vas acumulando muchas cosas.

¿Qué consejo le darías a alguien que quiere dedicarse a escribir?

Que lean, que lean y que lean. Para escribir, hay que leer primero. Leer cosas buenas y cosas malas. Una cosa lleva a otra. Lo importante es leer y que las letras despierten en ti algo, y luego ya si te vas adentrando en la buena literatura, pues mejor. Pero que la gente joven que lea lo que quiera y en cualquier formato.

¿Crees en la digitalización de los libros?

Sí, a ver, no nos queda más remedio, sería ir a contrapelo del mundo. Yo creo que es estupendo. Pero fíjate que al libro de papel lo daban por muerto cuando empezó todo lo del libro electrónico y ¡qué va!, todo lo contrario. Cuando yo empecé a escribir, hace doce o trece años, empezaba el libro digital, y había unas perspectivas que, para ahora en la década de 2020, lo digital iba a ser como un 80% y el papel iba a ser algo absolutamente residual, y no ha sido así para nada. El papel se plantó en un porcentaje y no se ha venido abajo. Yo prefiero el formato físico, aunque leo, a veces, en digital, cuando tengo la necesidad de un libro rápido y no puedo ir a comprarlo por cualquier cosa, pues me lo descargo, pero leo en los dos, aunque prefiero en papel.

¿Y el audiolibro?

Yo escucho mucho audiolibro. Salgo a andar por las mañanas y hay muchas novelas que no pasan por delante de mis ojos, que van directamente a mis oídos, y luego, también, vivimos un momento muy bueno para las adaptaciones audiovisuales. Es buen momento para las historias.

¿Alguno de tu familia que se haya dedicado a escribir?

No. Ninguno. Mi hija trabaja en el sector audiovisual, pero no en literatura, y el resto no. Cada uno con lo suyo.

¿Ha visto ya tu familia la adaptación en musical de El tiempo entre costuras?

Fueron a verlo en Zaragoza y vendrán a verlo ahora en Madrid también, sí. Encantados. Van a traer amigos y todo.

¿Algún proyecto de cara al futuro?

Pues estoy con varias cosas. Todavía no he empezado con una nueva novela, pero espero hacerlo en breves, estoy haciendo unos proyectos creativos para unas futuras series, estoy con cosas de audioseries, en fin, con muchas cosas. Es un buen momento para los que nos dedicamos a crear historias.

No es tanto suerte sino esfuerzo, ¿cierto?

Sí. Al final es una composición de muchas cosas: trabajo, dedicación, conectar con el público…

¿Estamos en un buen momento?

Sí, ahora es un buen momento para la creatividad, porque hay muchas formas de manifestarla.

¿Cómo quieres que salga el público de la sala?

Como lo que vi en su estreno en Zaragoza, con una gran sonrisa en la cara y diciendo “hemos pasado dos horas magníficas”. Yo creo que eso es lo que tiene que quedar. El tiempo se pasa volando.

¿Y con qué mensaje quieres que se quede el público de esta historia?

Hay muchos… Con que hay muchas historias ilusionantes que nos acompañan a lo largo de la vida y que siempre hay momento para que la ficción ocupe un lugar en nosotros.

Juan María Villagrán

Comunicador. Decidí dedicar mi vida a la comunicación desde diferentes vías, como son las palabras, las redes sociales, la fotografía o el cine. Presentador y ponente de eventos. Me gusta vivir experiencias para poder contarlas.

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