¡Adiós a la moda exclusiva, hola a la moda inclusiva! Lo que parecía imposible hace décadas, hoy en día se está haciendo realidad. En pleno 2020, podemos afirmar que la mentalidad de los diseñadores, y las marcas, ha cambiado por fin. Ya es hora de abandonar la idea de vestir a un tipo concreto de cuerpo, y empezar a crear moda ¡para todos y todas!
Es cierto que el cambio comenzó con la entrada de modelos ‘curvy’, y con ello, de tallas más grandes (que no dejan de ser las más estándar) en las pasarelas. Gracias a mujeres como Ashley Graham, se ha dado luz al amor por la variedad de cuerpos. No solo en los desfiles, sino también en las propias campañas publicitarias de las firmas. En ellas, se puede ver cómo se está acabando con los prejuicios de las tallas. Entonces… ¿esto es inclusivo? La respuesta es sí, porque la totalidad de la sociedad puede sentirse identificada con sus productos.
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Cabe añadir que el concepto de inclusión hace referencia a otros muchos tipos de barreras: raza, sexualidad, edad, capacidad,… Y poco a poco, ese hermetismo va perdiendo forma para dar lugar a una industria de puertas abiertas. Sin ir más lejos, esta última edición de las Fashion Weeks ha sido reflejo de ello. Estos avances permiten encontrar modelos de diferentes razas, del colectivo LGTBI+, o incluso de edad avanzada, y si no lo crees mira el perfil de la fashion model Daphne Selfe. ¡Viva los cambios!
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Aunque todo apunta a una buena dirección, aún queda mucho trabajo por hacer, así que no bajes todavía la guardia. En relación a la sexualidad, es verdad que han desaparecido muchos tabúes, gracias a los avances de la mentalidad social. Sin embargo, hay prejuicios que ahí siguen y que resultan difícil de combatir.
De todas formas, no quitemos importancia a lo que se ha ido consiguiendo con marcas como Calvin Klein y diseñadores como Palomo Spain. Sus labores han permitido mostrar al mundo a modelos trans, o por otro lado, la idea de que la moda no tiene por qué tener género. En definitiva, el respeto y la igualdad son necesarios para la aplicación real del concepto de moda inclusiva.
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¿Qué pasa con las personas con diversidad funcional? Durante mucho tiempo, se ha dado por hecho que este colectivo busca más la funcionalidad que la estética, pero realmente no es así. ¿Por qué no ofrecerles lo trendy mezclado con lo práctico? Ya hay marcas, y organizaciones, que han dado respuestas a estas preguntas. Y no solo creando ropa, sino también incluyéndoles en sus estrategias de marketing. En otras palabras, están ayudando a que todas las personas, sean como sean, puedan vestirse como quieran.
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Parece que de cara al exterior, la realidad inclusiva se va haciendo palpable. En cambio, si te giras y miras hacia dentro del sector, el término de inclusión no es tan visible como crees. Con esto queremos decir que está muy bien que, por ejemplo, mujeres transgénero puedan desfilar, pero lo idóneo sería que pudieran ser también las que diseñan la ropa.
Hay asociaciones como Fashion Scout que luchan por descubrir a nuevos talentos, especialmente en la London Fashion Week. Aun así, queda mucho camino por recorrer y muchos obstáculos que superar, y la propia moda debería ser el medio de reivindicación para llegar a ese fin.
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Claramente, existe un desarrollo de la moda inclusiva y eso es algo que nadie puede negar. Además, la configuración de un nuevo panorama por fin va siendo tangible. Sin embargo, hablar de una realidad como tal se queda aún un poco grande. La semilla se plantó hace años y poco a poco estamos viendo el fruto resultante de la misma. Solo esperamos que lo labrado no se destruya tan fácilmente, y que todo siga por el buen camino que lleva.
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