Las expectativas se encuentran en alza. Es una de las nuevas apuestas de esta edición – y también una de las sorpresas. Nada de lo anterior tiene que ver con lo nuevo de Fernando Claro, quien hoy debuta en la pasarela madrileña con una colección que nos hace decir: “Por Madonna, ¡por fin algo de costura!”
Porque seamos claros: el talento actual español reside en el pret-à-porter. Lo hacemos muy bien. Pero, por eso, y con ausencias en el calendario como la de Malne o Palomo Spain, ver una colección como “Más Amor”, nos hace suspirar (de emoción).
Las gradas están llenas. No hay ni un solo hueco vacío. Los periodistas nos damos codazos entre nosotros y todos estamos expectantes por ver “la novedad”.
La nueva colección de Fernando Claro se inspira en los valores importantes en la concepción del amor moderno, ya que, actualmente, vivimos en un momento álgido de libertades individuales (y de emociones negativas como el odio y la envidia). Sea como fuere, alma, razón, gracia y quimera son las cuatro realidades que el diseñador ha querido trasmitir bajo los focos.
¿El resultado? Una puesta elegante de colores sketches de colores que denotaban estilo, elegancia, sofisticación, soberbia y buen hacer.
La pasarela dio inicio con vestidos y trajes negros. A medida que avanzaba, los blancos se hicieron un hueco y tomaron especial protagonismo con toques más atrevidos. En ellos, destacan las asimetrías, los tules, los fruncidos y las espectaculares maxi joyas que colgaban de los cuellos y las cabezas de las modelos.
Hacia el final, el diseñador se despide con largos trajes en tonalidades ocres y champán con referencias al cowboy. Porque todo el mundo sabe que el amor de verdad, es el de los vaqueros del viejo oeste.
En definitiva, solo podemos decir que es la pasarela que necesitábamos. Estructura, orden y pulcritud. Por fin.