Los inocentes se estrena en cines este viernes 12 de marzo. Desde HOY Magazine hemos tenido la oportunidad de charlar con su director, Guillermo Benet, que nos ha contado detalles muy interesantes sobre su opera prima. ¡Comenzamos!
Esta es la historia de las personas que viven conociendo las respuestas. Es la historia de su silencio, de su cobardía y de su culpa. ¿Qué te ha inspirado para plasmarlo así?
Básicamente el origen (no es que el origen esté ahí), pero hay una película que se llama Ciutat morta, en la que ocurren hechos parecidos a los que narran Los inocentes. En un momento dado, a un periodista de Barcelona le llega un mail, un anónimo, que lo viene a decir es «yo sé quien tiró la maceta y me voy a poner en contacto contigo pronto». Cuando vi eso en me quedé «muy loco» pensando en el grupo de personas que conocía a los verdaderos autores de lo que narra Ciutat morta. Y, entonces, me interesó mucho investigar humanamente en como se podía generar un pacto de silencio. Pero mi intención era alejarlo de Ciutat morta porque, contextualmente, lo que me interesaba era el dilema humano, entender los procesos humanos que hay detrás de generar un pacto de silencio. Lo que hicimos Rafa Alberola y yo fue colocarnos a nosotros mismos y a nuestro grupo de amigos en una situación como esa. Entonces, de alguna manera, la película está hablando de nosotros, pero también de nuestro grupo de amigos. Eso nos colocaba en un punto de no juzgar a los personajes, porque en caso de hacerlo, estaríamos juzgándonos a nosotros mismos. Por eso, creo, entonces, que la inspiración nace muy de nosotros mismos y de nuestro grupo de amigos.
El largometraje está grabado en formato vertical como si fuera un teléfono móvil. Nos da sensación de aislamiento y soledad de los personajes. ¿Era eso lo que buscabais conseguir con este formato? ¿Por qué?
El formato es 1:1, es un cuadrado y es un formato que potencia mucho el retrato. Entonces nos permite aislar mucho la figura humana, el rostro humano, del contexto y del fuera de campo. Después de tener el guion entre las manos y entender un poco lo que generaba el guion en mí, decidimos que había que tomar ciertas decisiones formales que representaran esas emociones que me generaba el guion. Yo quería aislar mucho a los personajes, porque sentía que aislándolos individualmente, había una definición colectiva del grupo. Y este formato los colocaba en una posición mayor de aislamiento y soledad frente al colectivo. Me parecía muy interesante como ese pacto de silencio, ese colectivo se tiene que imponer a pesar de que los individuos se sienten profundamente solos y alejados del grupo. Y como la comunicación entre ellos no fluye, precisamente por eso, porque están aislados y en soledad.
En Los inocentes conocemos diferentes perspectivas de una situación concreta. Y podemos ver que la trama transcurre en muy pocos espacios. De hecho, casi todo sucede en un piso. ¿Por qué? ¿Ha sido complicado trabajar en un espacio tan reducido?
Creo que no, ha sido fácil. Una de las facilidades era trabajar en un piso porque, de alguna manera, nos permitía trabajar con mucha delicadeza y mucho cuidado algo que era muy concreto. Nosotros muy desde el principio vimos que, a pesar de que nuestra mente empezó a trabajar gracias a haber visto Ciutat morta, vimos enseguida que queríamos alejarlo de Barcelona y acercarlo a un contexto que fuese el nuestro, pero también que pudiese ser cualquier contexto que se pareciese al nuestro. El hecho de que no ocurra en una ciudad concreta universalizaba las emociones y sentimientos que hay en la película. Y claro, un piso puede ser en cualquier ciudad. En ese sentido, nos atraía mucho el piso como lugar que puede estar en cualquier sitio. Y creo que la idea detrás de la película era esa, no pegar la película a un contexto social muy concreto y universalizarlo a través del conflicto humano.
Todos los proyectos cinematográficos tienen un propósito y buscan provocar una reacción en el público. ¿Cuál es el propósito de Los inocentes?
A medida que empezamos a trabajar, nos dimos cuenta de que había una pregunta que lanzar al público: ¿Qué harías tu en una situación como esta? Pero también reflexionar acerca de la soledad en la que vivimos y de que somo una generación que tiene muchos problemas con los conflictos colectivos. Que vivimos procesos de individualización muy profundos. Donde nuestra idea de verdad sufre mucho, porque lo pasamos todo por procesos de experiencia personal que, al final, riñen con los de las personas que tenemos al lado. Al final, la película te enfrenta a una situación muy grave y muy difícil de entender.
Después de estar en tensión durante toda la película, el final nos deja totalmente intrigados. ¿Fue algo intencionado? ¿Tendrá una segunda parte?
Lo hemos hecho adrede. Creo que había una cosa que nos interesaba mucho que era el tratar de entender que iba a ocurrir después. Nosotros nos hemos querido centrar en lo que ocurre esa noche, pero nos parece que lo que viene después está «muy rico». Lo que les puede (y no) ocurrir a los personajes. Creo que también activar la mente del espectador es muy interesante. Da lugar a la reflexión, te hace pensar mucho que es lo que ha vivido cada uno, que decisiones tomará. También si ese pacto de silencio, si ese grupo va a mantenerse firme o se va a desmembrar. Creo que todas esas preguntas son muy lícitas con respecto a la actualidad de lo que estamos viviendo, pero también de lo que se ha vivido en la película. Queríamos generar esa especie de mirada hacia el futuro.
La situación por la que estamos pasando ha hecho que la cultura en general se haya visto afectada ¿La pandemia ha supuesto problemas para vosotros? ¿Es por eso que habéis demorado el estreno hasta el próximo 12 de marzo?
Me cuesta responder a la pregunta de si nos afectado, porque tengo la sensación de que no lo sé. Es nuestra primera película, es mi opera prima. Nosotros rodamos «la peli» hace cuatro años ya. El proceso de construcción ha sido largo. A pesar de contar con pocos medios queríamos que el nivel de exigencia fuese el habitual y es algo que sólo se podía conseguir con tiempo y paciencia. Llegó el momento de estrenar, pero llegó la pandemia. Ha habido que asumirlo y ya está. Tengo la sensación de que nos ha ido bien. Estrenamos en Sevilla y fue super bien. Después estuvimos en Márgenes y fue increíble; y ahora estrenamos en cines. Estoy muy agradecido de todo lo que está pasando. Como es absurdo pensar como habría sido sin la pandemia, no lo pienso. Es cierto que tengo la sensación de que ahora, de repente, con la pandemia la gente ha empezado a revalorar por lo que es. Creo que la gente ha empezado a entender que la cultura funciona para construir sociedad. Además, en estos meses, el cine más independiente ha tenido mucha cabida y ha llenado salas. En Los Goya se ha visto el paradigma de como películas más independientes han sido reconocidas porque tienen mucho valor, pueden llegar a ser grandes y estar en el centro de la cultura española.
¿Algún proyecto entre manos?
Sí, estoy terminando mi próximo cortometraje. Es una pieza muy personal de la que estoy super contento y espero podamos estrenarla en festivales a lo largo de este año. Se llama Está amaneciendo. Y estoy empezando a escribir mi próxima película. Siempre sabes cuando empiezas pero nunca cuando acabas.