Mª José Sánchez| 20 Febrero
Hannibal Laguna presentaba este viernes sus propuestas para la próxima temporada otoño/invierno en la primera jornada de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. Con «Goodmile», nombre de su colección, Laguna dejaba que los ornamentos se convirtieran en protagonistas, especialmente los bordados, inspirados en rejerías de forja, o envejecidos para conseguir efectos vintage.
Una combinación de tejidos magistralmente elaborada con sedas brocadas, firmes y corpulentas, y dúctiles realizadas con finísimos hilos metálicos, nos trasladaba, por un momento, a un paseo otoñal por las emblemáticas calles de la Milla de Oro madrileña, que en esta ocasión pintaba con una amplia paleta cromática, que iba desde el negro al gris piedra, dorado, ocres, rojos intensos y rosas, sin olvidar al gran protagonista del desfile el champán.
Siempre con un fuerte componente romántico, esta colección de estilo sofisticado recordaba al glamour del Hollywood de los años 50: faldas midi ceñidas a la cintura, siluetas evasé, largos vestidos de capas de gasa y pantalones en trajes de chaqueta estilo «Bar» con bajos en línea trapecio, hombros muy marcados y cierres con grandes botones, lograban ese efecto.
El look más informal lo formaban pantalones línea Capri unidos a tops acabados en una suerte de peplum rígido, a modo de armadura.
Altísimos tacones y zapatos con alza en terciopelo y oro trenzado o sandalias de noche diamantadas y atadas hasta el tobillo, todo ello perteneciente a su colección, vestían el pie de su mujer ideal, una mujer con un claro toque Dior que rezumaba femineidad y sensualidad por cada uno de sus poros.
Los bolsos con napas lisas, pieles laminadas con efecto raso, con herrajes en oro que simulan herraduras o con el grabado Diamonds Leather fue el otro complemento estrella del desfile.
Una puesta en escena impecable que completaba con un maquillaje de lo más seductor. Labios en color vino perfectamente delineados con un acabado empolvado sobre la piel y un sutil toque de dorado sobre unos párpados ahumados, convertían a las modelos en auténticas femmes fatales. Un falso bob era el otro elemento escogido por el diseñador venezolano para sofisticar el look de las maniquíes sobre la pasarela.
Un trabajo digno de los más grandes con el que ha querido rendir homenaje a ese pedacito de Madrid que tanto significado tiene para el modisto y con el que nos ha enamorado en esta primera jornada de la Madrid Fashion Week
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