El pasado mes de marzo, la modelo rusa Irina Shayk dio a luz a su primera hija Lea, fruto de la relación que mantiene con el actor Bradley Cooper.
Desde que saltara la noticia de su embarazo, la modelo ha querido ocultar su tripa en todas las fotos que se han ido publicando y que ella misma ha ido colgado en su perfil de Instagram. En él veíamos diferentes instantáneas en las que aparecía de cintura para arriba, en selfies y fotos antiguas, pero nunca de cuerpo entero en las que se pudiera apreciar la “curva de la felicidad”.
Sin embargo, un mes después de dar a luz publicó una fotografía en la que aparecía con un bikini negro, tumbada sobre una colchoneta y en la que volvía a presumir de tipazo.
Pero ha sido ahora, dos meses después del alumbramiento, cuándo hemos podido apreciar la espectacular recuperación de la modelo en los impresionantes trajes que ha ido luciendo durante la alfombra roja del festival de Cannes.
Su reaparición fue por todo lo alto, deslumbrando con un ajustado vestido en color amarillo con aplicaciones brillantes y sutiles transparencias de Versace. Su look lo acompañó con unas sandalias de pulsera del mismo tono y una melena suelta con una pequeña ondulación.
Durante la gala solidaria AMFAR 2017 volvió a lucir un sensual vestido de tirantes de lentejuelas plateadas de Prada. En esta ocasión volvió a optar por un maquillaje muy natural y recogió su melena en un moño bajo.
Otro de los vestidos que dejó boquiabiertos a todos los presentes fue este entallado traje de Balmain con tiras en negro y ajustadísimo fajín, y que llevaba en la parte trasera una espectacular cremallera a modo de cierre.
Durante la fiesta de L´Orèal, eligió un vestido de rejilla, también en color negro, completamente calado y que sirvió para poner el broche de oro en esta edición del festival de Cannes.
De esta forma, Irina vuelve a poner de manifiesto, que en esto de volver a recuperar la figura en un tiempo récord tras un embarazo, las modelos llevan ventaja.