Si algo tiene de maravilloso el teatro es que durante una función dejas de ser tú, dejas tu vida y los problemas en el hall y entras en un universo paralelo. Otros mundos los cuales te ofrecen nuevos puntos de vista que nunca hubieses pensado vivir. Historias completamente diferentes a las tuyas como la que presenta el monólogo Johnny Chico. Historias con las cuales empatizas, lloras, ríes, pero, sobre todo, entiendes otras realidades.
Conectas con personas como Johnny, un joven marginal que trata de encontrar su lugar, de encontrarse a si mismo pese a vivir en una realidad donde no termina de encajar. Un conflicto personal y sexual lleno de dudas, miedos, drogas y violencia que llega hasta el corazón de todos los espectadores.
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Todo gracias a un texto valiente y rompedor del poeta y dramaturgo australiano Stephen House, una puesta en escena (Luis Crespo) y dirección (Eduard Costa) impecables y por supuesto, un Víctor Palmero que se deja la piel en cada escena y en cada personaje que interpreta en la vida de Johnny.
Verle actuar es dejarse llevar por un sinfín de sentimientos, desde la alegría a la tristeza, la rabia y el humor. Porque este es un monólogo donde pueden escucharse los sollozos y las carcajadas del público a partes iguales. Demostrando así que junto a la comedia, la tragedia tampoco se le resiste al actor.
Una oda fuckgender en lucha contra la LGTBIQ+ fobia… “porque no importa en absoluto quién eres o lo que llevas puesto; lo que quiere que seas: él o ella, hombre o mujer… porque al final TODX es lo mismo cuando te desnudas”. (Teatro Lara)
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Johnny Chico es un viaje que comienza desde lo más bajo, desde la violencia, las calles y el maltrato. Pero siempre con un punto de esperanza, una madre que sonríe pese a todo y un amor que crece poco a poco desde la amistad, el deseo, la rabia y el compañerismo.
Una historia dura, triste, pero… tan real, tan necesaria… Que yo invito a todos a que vayan, sufran y rían con Johnny Chico. Que salgan de la burbuja y empiecen a fijarse en los detalles, en la gente que les rodea. Porque la tragedia de Johnny no es un caso aislado, es uno más de todos los que no tienen voz para contar su historia.