Mogambo, este nombre es suficiente para trasladarnos a África y darnos una pequeña pista de lo que íbamos a ver sobre la pasarela. Dos jirafas a tamaño real elaboradas con mimbre trenzado y juncos salvajes sobre arena, todo ello delimitado con una pasarela de granito negro y blanco que recordaba a la piel de una cebra. Una puesta en escena perfecta para una de las mejores colecciones que se ha visto en esta edición de MBFWM.
Jorge Vázquez nos traslada a África para mostrarnos el resultado de su búsqueda de las estéticas más exóticas y ricas que necesitaba para reinventar nuevamente el concepto de lujo entre las mujeres. Nos presenta a una mujer fresca, ligera y sofisticada, una mujer que no pierde su esencia pero que sabe mimetizarse con los entornos más exóticos.
Para conseguir este resultado el diseñador ha utilizado una paleta de colores que va desde granates, verdes tropicales con toques de amarillo clorofila hasta rosas florales, blancos y azules. También las texturas son claves en esta colección, muselinas de seda, tulles, rafias naturales, crepe de chine, algodones, linos y exuberantes gazares, tejidos ricos y naturales a los que ya nos tiene acostumbrados el diseñador.
Abrigos desflecados, chaquetas neosaharianas, sudaderas con cebras, minivestidos, gabardinas, tops, túnicas, vestidos de noche vaporosos y fluidos, pijamas de seda, piezas en maxipaillettes un espectáculo para la vista en el que la sastrería de Jorge Vázquez vuelve a ser elegida cómo la más femenina.
Una colección llena de bordados artesanales y estampados cómo palmeras, motivos étnicos y frutales, peces, corales, caballitos de mar y caracoles y en el que no hay ni rastro de adornos superfluos y rimbombantes.