Una vez sentados en la sala de expulsión, Avilés se podía imaginar una ligera idea sobre lo que estaba a punto de suceder. En ese momento se ha encargado de consolar a Carmen Alcayde, quien no paraba de soltar lágrimas antes de escuchar el resultado final. «Yo no puedo ser la del 85%, eso significaría que solo me quiere un 15% de toda la audiencia, o lo que es lo mismo mi familia y mis amigos, no podría ni ir al colegio a por mis hijos», así decía entre lloros la colaboradora. El tema estaba muy claro. La audiencia del programa ha decidido que el 85% de los votos sean para el expulsado de la noche, Avilés, frente a ese 15% de Carmen Alcayde.
El cordobés tenía claro que iba a ser él. De hecho cuando Marta Flich dijo su nombre, él quiso decir unas palabras: «Te lo dije, que ese porcentaje era mío, tranquilízate porque yo lo sabía». De esta manera decidía tomar esta decisión como un gran sabio y aceptar adecuadamente que su concurso no le había gustado a la audiencia. «Estoy bien, yo he venido aquí a jugar, está claro que mi concurso y mi forma de ser no le ha gustado ala gente, pero yo no puedo hacer otra cosa. Me lo intento tomar con la mayor deportividad posible», así declaraba él mismo.
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El último expulsado de la octava edición de ‘GH VIP’, ha decidido quedarse con la parte positiva de convertirse en un expulsado. Para él mismo la expulsión no significa otra cosa que no sea ver, disfrutar y reencontrarse con sus seres queridos. Avilés ha querido mencionar a toda su familia y a una persona, a la que se refiere como una incógnita, a quien ha bautizado como cara B: «Voy a poder ver por fin a mi familia y a B, bueno, eso espero, no lo sé».