Ya sabemos que Juan Vidal es uno de los platos fuertes de la moda española. En esta colección se inspira en la suavidad y la delicadeza, en aspectos que, para él, la mujer ha dejado de lado por ser asociados a la debilidad y no poder.
Para el diseñador, la delicadeza y la fragilidad son virtudes que conectan con la sensibilidad femenina. Por eso, en esta colección invita a descubrir la delicadeza, la dulzura, la suavidad, el recuerdo, la infancia, la nostalgia y otros elementos que se relacionan con la feminidad como armas invisibles de doble cara y que son capaces de rasgar al mismo tiempo que acariciar. Son las dos caras de la moneda. Cara, cruz. Todo en uno.
Como principal inspiración, Vidal toma de referencia a Barbara Cartland, una mujer icónica dentro de la literatura inglesa en tono color rosa. Con más de 600 obras publicadas, la escritora escribe romances llenos de belleza y amor con final feliz.
Según ella, el amor empieza con el color. Porque su género favorito tiene que ver con el vestir y el vivir, compartiendo y contrastando su carácter firme e imponente con la extensión de sus libros.
Es por eso que Vidal toma de referencia el negro y el rojo para mostrar estilismos que evolucionan a medida que trasciende la pasarela. Esta colección comienza con tonos luminosos y avainillados con largos abrigos de sastre que se combinan con cuellos tafetán color caramelo.
Después, el color avanza hacia toffes y colores tostados, donde cobra protagonismo un traje/short de edición limitada confeccionado con paños vintage reciclados de la sastrería familiar.
La calidez del rubor se representa a través de rosáceos, lo cual aporta ese toque de inocencia que se ve interrumpida por sonrojados granates. A medida que avanza la pasarela se introducen los tonos chocolates, castaños, grises pardos y azules tenues. Y para acabar en un intenso negro seductor y salpicado de miles de lentejuelas bordadas a mano sobre organzas que podrían ser las flechas de Cupido.
Juan Vidal también nos muestra su uno de los elementos icónicos de esta colección: el oso de peluche. Además, simboliza un signo fetiche de carácter cultural y con cierta ambigüedad erótica.
Pero eso no es todo lo que podemos encontrar, sino que también se aprecian lazos que aparecen estampados sobre satén de seda, lazos desechos que decoran prendas acolchadas, patrones envolventes a partir de grandes lazadas que rodean el cuerpo, lazos usados para rematar prendas o bolsillos, o lazos de cristal que embellecen las orejas.
En definitiva, una colección cargada de romanticismo teñido dark, una de las características que mejor definen a este artesano.