Silencio. Es lo único que las mujeres podíamos expresar si, en cualquier contexto, se hablaba de sexualidad. Siempre hemos estado en un segundo plano, calladas, sintiendo vergüenza por proclamar, por gritar que nosotras también disfrutamos del sexo, con la misma intensidad con la que lo hace el género opuesto.
Un tema tabú que ha inspirado a Juan Vidal en la confección de cada una de las prendas que compone la colección, rompiendo con el sigilo, con lo «comunmente aceptado» y con la vergüenza que la mujer siempre ha sentido, alzándola hasta un punto inconcebible y extraordinario: el poder deleitarse de un placer tan carnal.
En pasarela pudimos ver la exquisita elección de prendas, predominando los vestidos con diferentes cortes y detalles: vestidos con faldas de amplio vuelo y escotes en pico, con cortes asimétricos y plumas decorando el pecho, vestidos entubados que dejan ver la lencería que se lleva debajo, con volantes, espaldas abiertas, con rejillas que muestran la belleza de la desnudez… Todo ello tallado en seda, encaje y cuero.
A la colección también se le unen camisas anudadas con una gran lazada o abiertas, faldas midi de vuelo y pantalones tobilleros o tipo «joggers«, todo ello decorado con estampados sensuales, como el de unos labios carnosos o el de lencería desabrochada.
Además, Vidal ha sabido elegir adecuadamente los colores de cada diseño, desde el negro más elegante hasta el rojo más sensual, pasando por el rosa pastel que evoca la feminidad o el blanco de la pureza.
Un repertorio de arte y respeto hacia la mujer, de apoyo y lucha junto a ella. Juan Vidal ha hipnotizado a todos con la belleza y la pasión del género femenino.