Todo lo bueno tiene un fin, y La Casa de Papel no iba a ser para menos. El gran éxito de Netflix estrena hoy su última temporada poniendo punto y final a la historia de atracadores más sonada de la historia de la industria.
La producción creada por Álex Pina, también creador de Sky Rojo, tuvo 78,9 veces más demanda que la media de otros títulos en todo el mundo en la temporada anterior.
Esta misma semana tenía lugar la première en Madrid, a la que un total de 20 actores del elenco acudieron para despedir una etapa gigantesca de sus carreras. En este acto, los actores comentaron ante el público de Madrid su experiencia en la serie, homenajeando de forma especial a Úrsula Corberó por su papel como Tokyo, el personaje narrador de toda la historia.
Es aquí cuando nos paramos a analizar a los personajes de esta serie que ha marcado un antes y un después en la historia tanto española como internacional.
Tokyo es un personaje magnético, con una chispa de rebeldía y valor que nos hace querer ser como ella. Esas agallas que demuestra en todo momento, pese a haber vivido situaciones difíciles, consiguen que la admiremos y aprendamos un poco de sus lados positivos en La Casa de Papel.
No se nos ocurre a nadie mejor que a Úrsula Corberó para haber dado vida a semejante mujer, que por siempre llevaremos en nuestros corazones como una heroína, ¿o más bien antihéroe?
El resto de actores de La Casa de Papel tampoco se escapan de este análisis. Río, Denver, Estocolmo, Nairobi y demás nos recuerdan a personas que conocemos en nuestro día a día para reflejarnos que cualquiera podría verse en esa situación.
Las últimas incorporaciones con Belén Cuesta y Najwa Nimri aportaban un brillo novedoso a la serie de tipos de personalidades que ya teníamos vistas. Por un lado, la persona que va con la ley en la mano y que espera que los cuerpos de justicia cumplan con su deber, por otro, aquella que no cree en un mundo perfecto y ve la corrupción, por lo que decide tomarse la justicia por su mano. Son dos caras de una misma baraja, de un ciudadano que según su posición puede ver las cosas de una u otra manera.
Si hay alguien que se sale del costumbrismo español es El profesor. Este es sin duda el personaje más comentado por el público ya que La Casa de Papel se caracteriza por ir siempre un paso por delante de la teorías del espectador.
Cada vez que hay un problema y nos vemos agobiados pensando «pero, ¿cómo van a salir de esta?», el profesor aparece con un plan increíblemente calculado al milímetro donde esa opción ya estaba contemplada.
En este último atraco, las cosas no están saliendo tan bien como en el primero, sin embargo, tal fue su impacto que seguimos esperando que la inteligencia del creador de la banda los haga salir victoriosos esta última temporada, nos atreveríamos a decir que es una de las razones más importantes por la cuál la gente continúa viendo la serie a pesar de que las cosas no vayan bien.
Por último, nos centramos en el guion y en la maravillosa escenografía de La Casa de Papel. Toda esta historia son sueños, ratos en los que desconectamos de los problemas de nuestra vida para ponernos en la piel de gente como nosotros que se está jugando la vida, gente que no lo ha tenido fácil pero están allí por un motivo, por una meta, una esperanza que los une.
Al final, esta producción es más que una serie, es una familia a la que hemos cogido cariño y que nos da, durante unos episodios, las mismas ganas que a los protagonistas de perseguir nuestros sueños como si no hubiese un mañana.
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