Viviendo en una época donde se le está dando a la salud mental más importancia que nunca, por qué seguimos escuchando tan pocas cosas de la depresión post-vacacional. Esa sombra que acecha a finales de agosto y que se materializa con la vuelta a la rutina es un hecho con el que tenemos que convivir, pero cómo vamos a convivir con algo que no sabemos en qué consiste. Pero para ponernos en contexto debemos saber qué es la depresión o el síndrome post-vacacional.
¿Qué es el síndrome post-vacacional?
La depresión post vacacional es una dolencia que experimentan algunas personas tras la finalización de las vacaciones y todo lo que conlleva: la vuelta a la rutina, regreso al trabajo, colegio, estudios… Este síndrome puede llegar a producir tristeza, apatía, desanimo, problemas de insomnio, falta de apetito e irritabilidad. Algunos de los consejos que los expertos dan para evitar este tipo de depresión son los siguiente:
- Volver antes de las vacaciones, no apurarlas hasta el último día ya que es necesaria una readaptación progresiva a la rutina.
- Retomar las responsabilidades del día a día progresivamente.
- Regresar a la rutina de sueño que teníamos antes de comenzar el verano.
- Empezar a realizar actividades fuera de casa y el trabajo, el objetivo es mantener la mente distraída.
- Fomentar las ilusiones y retos personales.
¿Por qué se produce?
Porque supone retomar el estilo de vida anterior a nuestras vacaciones y, esto, hay gente a la que le cuesta más. Pero quizás el hecho de que haya personas que se sientan angustiadas por la vuelta al trabajo solo significa que, en realidad, su actividad laboral no le supone ninguna satisfacción. Sin embargo, esto tiene su raíz más atrás, incluso antes de las vacaciones. Porque la vuelta al trabajo no debería suponer ningún trauma si vuelves con ilusión, pero para ello es necesario realizar una actividad laborar que te complete como persona y este formada por actividades creativas que ayuden al desarrollo de tus relaciones sociales.
Pero igual que hay gente que no se ve capaz de retomar la rutina, hay personas que son incapaces de desconectar del trabajo incluso durante el periodo vacacional. Aunque esto quizás sea por la inestable situación económica que atravesamos. Esto provoca que algunas personas durante sus vacaciones sientan el temor de volver a su puesto de trabajo y hayan sido reemplazados o despedidos.
A la conclusión a la que llego es que vivimos en una sociedad donde mucha gente se ve obligada a realizar tareas que, en realidad, no son para nada de su agrado, pero que se ven obligados a realizar con el fin de no morirse de hambre. Creo que este es un buen momento para recordar que trabajamos para vivir, no vivimos para trabajar.
Imagen destacada: El Independiente