El desfile de Valentino ha sido uno de los más esperados en el marco de la Semana de Alta Costura de París. El primer desfile en solitario de Pierpaolo Piccioli no podía pasar desapercibido, y así ha sido, el diseñador ha tenido la esperada oportunidad de plasmar su universo más emocional en este escenario único, donde las maniquíes parecían salir de los más famosas historias mitológicas de la antigua Grecia.
Piccioli se ha inspirado en las líneas puras para esta colección primavera-verano 2017. Un total de 60 diseños han formado parte de esta exquisita línea con aires románticos y muy femeninos. La mayoría de los looks han sido monocolor, donde el blanco, el rosa palo, el verde arcilla, el lila y el rojo han sido los grandes protagonistas.
Un bucólico homenaje a la mujer Valentino cuya facilidad y tendencia de lucir siempre perfectas y armoniosas, ha ido enamorando a lo largo de las décadas. Una magistral combinación de eterno romance y una feminidad casi palpable que dejó huella sobre la pasarela parisina.
La decoración del Palace Vendome se centraba en la simplicidad, en vestidos largos y rectos muy ligeros, en el estilo camisero en alguno de ellos, en la sutileza de la seda, en la elegancia de las capas superpuestas y el rojo Valentino, el tono emblema de la casa que no puede faltar en ninguno de sus desfiles.
En definitiva, un desfile donde el diseñador italiano entregó una colección con maestría. Delicados vestidos que formaban parte de la composición de las obras de arte que cubrían las paredes, interactuando con cada elemento de la sala, desde el sonido hasta el espacio, generando un ambiente sutil y de ensueño donde permanece la eternidad de su encanto. Un nuevo comienzo para Piccioli a lo grande.