Hay una cosa que tienen en común la Reina Letizia y Taylor Swift. Pero no solo ellas, hay muchos más nombres que se han puesto de acuerdo a la hora de escoger lo que podría considerarse el look perfecto. Hablamos también de top models internacionales como: Bella Hadid, Naomi Cambell, Kate Moss, Heidi Klum, Alessandra Ambrosio o Elle Macpherson; actrices como Sofia Vergara, Úrsula Corberó, Berta Vázquez o Paula Echevarría; cantantes como Ciara; presentadoras tan queridas como Cristina Pedroche o Mar Saura; personalidades del mundo de la moda como Naty Abascal; influencers como Gala Gonzalez, Dulceida, Miranda Makaroff o la también royal Olympia de Grecia; y algunas de las mujeres más influyentes de nuestro país como Nieves Álvarez o Eugenia Silva. Todas ellas, y muchas otras, han coincidido con las propuestas ‘Made-in-Ibiza’ de Charo Ruiz, una firma que reinterpreta, bajo un espíritu de sofisticación, las fabulosas creaciones de esencia ibicenca.
El suyo es un sello “independiente, con un ADN muy definido, que nació con la misión de aportar un soplo de aire fresco al mundo de la moda: apostando por materiales nobles, sin renunciar a los mejores estándares de calidad y con el objetivo de poner en valor la belleza y el poder de lo femenino”, explica su creadora y diseñadora de nombre homónimo.
Sus diseños vaporosos en voile -un delicado algodón-, con encajes y un guipur que se fabrica especialmente para la etiqueta, han traspasado fronteras. Desde que a principios de la última década, la marca empezara con su proceso de internacionalización, la enseña familiar ha logrado seducir a retailers y e-tailers tan relevantes de la industria como Net-à-Porter, Joseph, Harrods o Harvey Nichols, entre otros y ello a pesar de mantener, y poner en valor, su espíritu de empresa familiar. «Recuerdo amamantar a mis hijos en el probador de mi stand durante las ferias y, ahora, son ellos quienes dirigen la empresa treinta años después» reconoce Charo. «Conciliar tu pasión con tu familia no es tarea fácil. A veces no puedes ir tan rápido como te gustaría y tienes que armarte de mucha paciencia, organización y ayuda», señala.
Cada vestido se confecciona con un trabajo de entre tres y cinco horas. Al tratarse de un proceso tan tradicional, la manufactura tiene que estar en Ibiza o muy cerca de la isla. Se trata de «producciones muy complejas, con muchos cortes; que necesitan talleres y manos muy expertas en costura, no podemos irnos muy lejos» asegura la diseñadora de origen sevillano.
El blanco, cómo no, se revela como el color protagónico de su propuesta, aunque también convive en el repertorio de la firma con el negro, matices vitaminados y fascinantes prints. De su última colección resort ‘Solar Broderie’, destaca un brillante color solar que nos recuerda a los primeros rayos de todo lo bueno y positivo que está por llegar.
Las prendas confeccionadas en algodón 100% con acabados de guipur permiten un espectacular movimiento, parecen bailar por sí solos. En la silueta de la marca son clave, también, los escotes profundos que dejan al descubierto los hombros, las mangas trabajadas a base de fruncidos y volantes, los vestidos maxi, las túnicas vaporosas de silueta sobredimensionada y los largos asimétricos. Todo ello, bajo el imaginario del lujo amable característico de la compañía: liviano, libre e incluso naïf.