No hace falta ser un cocinillas para realizar esta receta de patatas bravas, solo tienes que tener ganas de experimentar nuevos sabores. ¿Has escuchado hablar alguna vez del ajo negro? La verdad es que yo no tenía ni idea de su existencia hasta hace unos años. ¡Y este plato contiene ese ingrediente tan extraño!
Hay muchas formas de realizar las patatas bravas, no solo porque esta hortaliza puede hervirse, hacerse al horno o freírse, sino porque las salsas pueden servirse de muchas maneras. En este caso, dividiremos la salsa en dos partes, dos sabores diferentes pero que, juntas, son una explosión deliciosa. Y no, esta receta no contiene ningún producto animal.
Ingredientes:
- Patatas
- Ajo Negro
- Zanahoria
- Leche de Soja
- Alioli vegano
- Salsa brava (picante)
- Especies (a gusto del consumidor para las patatas)
Preparación
Como hemos dicho, la receta se divide en dos salsas diferentes. Para una de ellas, necesitaremos el ajo negro, leche de soja y el alioli. La otra, contiene la salsa brava y la zanahoria. Sí, lo sé, te extraña leer estos productos y pensar en algo delicioso, pero te puedo asegurar que si lo pruebas, querrás volver a repetir.
Primero, cortamos las patatas en forma «gajo», dejándoles la piel pero, para ello, previamente las limpiamos bien para eliminar suciedades. Mi consejo es que tras haberlas lavado y cortado, cubras las patatas con un paño o papel para que pierdan el exceso de agua. Luego, en una bolsa mezclamos todas las especies (yo suelo echar orégano, comino, pimienta negra, sal, perejil, pimentón dulce y picante), añadiéndole un poco de harina para freír. No es macabra la idea, la harina es para que las patatas fritas se doren mejor. Incluimos las patatas en la bolsa con especies y movemos para que se impregnen bien de los condimentos.
Comenzando con la parte de las salsas, dejamos hirviendo dos zanahorias (que no sean muy grandes). Y aquí entra en acción nuestra amiga la batidora. Mientras que hierven, añadimos en un bol uno o dos ajos negros pequeños y el alioli, y mezclamos. Una vez que el ajo se ha incluido bien en la mezcla, añadimos un poco de leche de soja, porque la salsa debe seguir permaneciendo espesa. Si por algún casual aprecias que es muy líquida, siempre podemos corregir añadiendo más alioli.
Ahora, teniendo una parte lista, podemos retirar las zanahorias del fuego, siempre y cuando comprobemos con un tenedor o cuchillo que están blanditas. Dejamos reposar para que se enfríen un poco y ahora sí, podemos comenzar la segunda salsa. Este paso solo consiste en batir las zanahorias con una cucharada de salsa brava. ¡Y lista! Ya tenemos todo listo para freír las patatas mientras que dejamos ambas salsas en la nevera para que enfríen. ¡Voilà! Ya tienes tus patatas bravas veganas listas para servir.