La mesa de centro es una pieza clave en muchos salones. Es un elemento funcional muy versátil muchas veces erróneamente denostado. Además de decorativa destaca su utilidad diaria.
Realmente es difícil renunciar a una pieza como la mesa de centro cuando en el mercado las posibilidades y opciones son tan amplias como las necesidades; según tamaño, forma, funcionalidad, versatilidad o precio, casi se puede decir que hay una mesa de centro para adaptarse a cada caso.
La mesa de centro nos ayuda a dar estabilidad a un conjunto, alrededor de la que se distribuyen otros elementos de la sala y de alguna manera marca la forma de vivir ese espacio.
Actualmente en decoración se suman a las mesas de centro, por su funcionalidad, opciones como puffs (añadiendo una bandeja), mesitas y taburetes. Jugando con composiciones y combinando distintos materiales y formas.
A la hora de elegir la pieza es muy importante valorar el espacio que tenemos y cómo se vive en él. En caso de disponer de una estancia suficientemente amplia con una zona de salón de invitados diferenciada la mesa puede ser más sólida o robusta. Se convierte en un escenario para mostrar nuestros objetos de decoración preferidos o nuestros libros y revistas favoritas a mano. La estética marcará la elección. Una buena opción que plantea CULTO STORE podría ser Illusioni de Mogg con un juego de mesa-vitrina. Es muy estable, aunque de apariencia liviana y juega con pódiums flotantes para crear una ilusión óptica.
También puede ser el elemento que dé carácter a la zona del sofá. Las mesas macizas de Formar esculpidas en un único bloque de mármol son una de las piezas estrella en CULTO STORE por su solemnidad y sentido escultural o los Bongos de Meridiani una propuesta elegante con mucho humor.
Si el espacio es más reducido y además polivalente necesitaremos una opción ligera, fácil de apartar en un momento dado. Las formas redondeadas nos permitirían una buena circulación y una composición más fluida entre los distintos elementos. La distancia entre elementos no sería determinante ya que es un objeto móvil que se adapta al momento y la función. Si queremos, por ejemplo, cenar algo viendo una serie desde el sofá o hacer hueco para los estiramientos matutinos en la alfombra tendríamos que poder desplazarla de forma sencilla.
Está claro que cada espacio, estilo o necesidad tiene su mesa de centro a la que darle el protagonismo que merece.