Calificar el film de Kubrick como rompedor, transgresor y controvertido es quedarse cortos. La obra se erige como una de las más grandes películas jamás realizadas y a día de hoy, su visionado sigue provocando escalofríos. Una cinta admirada y denostada a partes iguales. Los entusiastas consideran que Kubrick no solo marcó un antes y un después en la forma de narrar y tratar temas violentos, sino que también creo escuela (como si fuera un monolito dentro de la escena cinematográfica, admirado por todos los cinéfilos). Mientras que los que odian el film ofrecen explicaciones relacionadas con la excesiva violencia explícita del mismo. En verdad, no es una película para todos los gustos.
Cada cinta que estrenaba Kubrick a lo largo de los años, marcaba un antes y después en la cinematografía de la época. Su capacidad para reinventarse sin perder su estilo personal era impresionante. Todos recordaremos al cineasta por haber alimentado una narración arriesgada, no maniquea y que rompía todos los códigos establecidos. Sus planos panorámicos y la construcción de secuencias memorables grabadas a fuego en la retina de los espectadores avalan la maestría de un cineasta de todo menos cobarde.
Cada cinta que estrenaba Kubrick a lo largo de los años, marcaba un antes y después en la cinematografía de la época
La película narra las fechorías de un grupo de jóvenes liderados por Alex. Sus acciones van desde las agresiones físicas a las violaciones. En este sentido, la película intenta analizar la violencia en la sociedad y como el salvajismo animal puede ser algo inherentemente humano. Alex será arrestado por asesinato y condenado a 14 años de prisión. Después de cumplir dos años, se le propone someterse a un tratamiento de cambio conductual llamado Ludovico en el que debe de estar expuesto por varias horas a imágenes violentas sin apartar la vista (amarrado a una silla y con unas agujas que le obligan a mantener abiertos los ojos). Tras someterse a estos métodos vuelve a la sociedad, pero su inserción será de todo menos idílica: renegado por sus padres, apaleado por sus antiguos compañeros, sufriendo las consecuencias de su pasado…
Malcolm McDowell interpreta al protagonista de una forma tan sacrificada que tras el rodaje, el actor estuvo en un estado de conmoción. Además de las eventualidades físicas como dañarse las corneas de los ojos, fracturarse costillas o el cansancio de las cantidades inhumanas de tomas por escena por el perfeccionista director, la carrera del autor entró en una espiral de continuos fracasos tras la cinta. Lejos quedaba el papel que interpretaba en la luminosa Cantando bajo la lluvia donde mostraba su júbilo y alegría.
La película es una de las disecciones más brutales de la violencia del ser humano. También ofrece una crítica al sistema por no saber tratar a los asesinos, violadores…a veces el remedio es peor que la enfermedad. La película es una de las enigmáticas de la filmografía de Kubrick y una de las más arriesgadas.
La película es una de las disecciones más brutales de la violencia del ser humano
Contextualmente, La Naranja mecánica se estrenó en 1971 bajo un halo de controversia enorme. La cinta fue prohibida en Reino Unido (que no se pudo ver hasta su reestreno en el año 2000) y obtuvo una calificación X en Estados Unidos (al mismo nivel que las películas pornográficas o que incitaban a la violencia). A pesar de todo este ambiente en torno al film, la película recibió cuatro nominaciones a los Oscars, 2 nominaciones a los globos de oro y siete a los Bafta. Las críticas especializadas estuvieron divididas entre los que la consideraban una obra maestra: The New York Times publicó lo siguiente: «Tan hermosa de ver y de oír que deslumbra a los sentidos y la mente”. Mientras que otros críticos la consideraban gratuita y grandilocuente, el famoso crítico estadounidense Roger Ebert calificó la cinta como «un desastre ideológico, una fantasía paranoica de derechas (…) Pretende oponerse al estado policial y al control mental, pero todo lo que hace es celebrar la maldad de su héroe”.
Su estreno cumplió en abril 39 años. Es increíble que una película como aquella fuera estrenada a principios de los setenta, al igual que Perros de paja (otra película que trata temas similares). 39 años han pasado de una de las cintas más mitificadas de la historia del cine. Sin embargo, al recordar el tiempo que ha pasado desde que se estrenó, descubro que las películas actuales han olvidado esa capacidad salvaje y original del cine. El cine de hoy tiene muy poca diversidad, y al poco que estrenan una película mínimamente original o diferente la tachan de provocadora.