Estar en el top de 20 artistas más escuchados en España no es fácil. Tener más de 600.000 escuchas en Spotify al mes tampoco. Que se viralicen temas tuyos y sean escuchado por todas las plataformas posibles tampoco. Belén Aguilera (Barcelona, 1995), es el ejemplo claro de que en un mundo tan salvaje y hostil como el de la música hay que luchar día a día por permanecer en él y hacerse un hueco. Lejos queda ya aquella chica que se quedó con sabor agridulce tras su participación en La Voz, que fue rechazada en el casting de Operación Triunfo o que empezó en el mundo de la música con el nombre de The girl and the piano.
Han pasado muchos años desde entonces. Tres discos como ‘Dormida’ (EP), Como ves, no siempre he sido mía y Superpop. Pero, Belén Aguilera sintió que tenía la necesidad de cambios. Tras una etapa complicada, ella misma admite que tuvo muchas dudas, que le preocupaba mucho el hecho de saber si podría seguir dedicándose a la música toda la vida, lo cual era, y es, su sueño. Y es por eso, por lo que ha sacado a la luz este nuevo disco. En él, pasaremos de ver, según ella, un 10% de sus sentimientos mostrados (como en los inicios de su carrera) a una apertura total de su corazón y de sus sentimientos.
El disco llamado Metanoia hace exactamente referencia a eso. Si miramos en el diccionario, Metanoia “es un cambio de perspectiva, significa no enfrascarse en una situación desde la misma postura, para lo cual es necesario mantenerse alerta constantemente, imaginar posibilidades. Lo que se requiere es una alta dosis de creatividad e imaginación.”
Es decir, un cambio tanto a nivel espiritual y de nivel de vida. En definitiva, un cambio de camino. Y a través de las 7 canciones que componen este EP, Belén nos lleva justo a ese sitio. Así pues, en la Sala Razzmatazz de Barcelona había sensación de cambio, de nueva etapa. El público no sabía bien como sería el concierto, pero siempre con la confianza que da una artista de ese nivel. Se apagaron las luces y empezó el espectáculo. Con Lolita, las pulsaciones de todo el mundo subieron de golpe. Luego fue turno para Licántropo y Camuflo.
Los asistentes a medida que pasaba el concierto iban viendo la confirmación de lo escuchado en su disco. Habíamos pasado de una Belén más pop y comercial a un sonido mucho más electrónico, con un punto de dureza claro en las letras y con sonidos más planos a la vez que una producción más cruel. De Metanoia obviamente la totalidad de las canciones del disco fueron cantadas., Nadie Me Ha Preguntado, PAS, Ilusión Óptica o Quién Soy no podían faltar en una noche tan especial.
Protagonismo destacado tuvieron dos canciones absolutamente virales los últimos meses, especialmente en Tik Tok. Tanto Antagonista como Copiloto. Estos dos temas fueron de los más aclamados y cantados con toda la fuerza posible por un público entregado.
También hubo tiempo para las colaboraciones. Samurai apareció en el escenario para cantar junto a Belén De Charco En Charco. La otra invitada ha sido unas de las estrellas emergente de la música catalana, Julieta. Hace escasamente un mes nos sorprendían las dos juntas en el estudio. Pues bien, el resultado ha acabado siendo una canción, Telma, estrenada en primicia en el concierto de anoche. A pesar de ser un disco de un marcado cambio de estilo, no faltaron auténticos hits como La Tirita, Mía, En Las Nubes, Telma, Vértigo, Cristal o Camaleón.
Especialmente emotiva fue Galgo, última canción del show. En ella, la barcelonesa se abre en canal hablándonos de sus problemas de salud mental en lo que nos hizo claramente acordarnos de Inteligencia Emocional (que evidentemente también fue cantada) que trataba sobre el mismo tema.
En resumen, como Belén dijo, Metanoia es un disco de transición. Belén dijo en el concierto que no sabía hacia donde lleva esa transición. Nosotros tampoco sabemos a dónde va esa transición. Lo que sí sabemos es que la haremos con ella, Sea donde sea. Un final en la que aparecen las canciones de Belén siempre será un sí rotundo.
Texto: Sergio Blasco | Fotos: Mar Font