Frente a la crisis actual, el negacionismo parece estar en boca de todos sin mascarilla y sin distancia de seguridad. Dentro de este grupo se pueden encontrar diferentes ramas: desde personas muy críticas con la gestión de la crisis a personas que niegan la existencia del virus. A lo largo de la historia este comportamiento humano se ha presentado como un movimiento social que tiene una función adaptativa, que sirve para minimizar los recursos cognitivos que debemos invertir en la toma de decisiones. Esta corriente no es en absoluto nueva, pero ¿sabes si eres un negacionista? Grupo Laberinto, el último concepto en psicoterapia, nos cuenta cuáles son los factores psicológicos del negacionismo. www.grupolaberinto.es
Dentro de la postura individual frente al covid hay muchas opciones, no todo es blanco o negro. Si bien hay diferencias y no se puede generalizar, desde la psicología sabemos que hay factores individuales y sociales que influyen en nuestra postura:
Miedo/Rabia: el miedo que surgió desde el inicio del confinamiento sigue entre nosotros. Algunas personas han intentado suprimir este sentimiento de miedo y como resultado han ido acumulando rabia. Al tratarse de un enemigo invisible, este sentimiento de rabia acumulado ha buscado un nuevo objetivo contra el que luchar.
Negación: al igual que en el duelo, en algunos casos se puede tratar de un mecanismo de defensa relacionado con la negación: “esto no puede estar pasando”. La negación es un proceso inconsciente que no permite que tenga lugar la aceptación, lo que puede desbocar en una psicopatología o poner en riesgo a otras personas.
Control: buscar una explicación a lo que sucede es una manera de conseguir cierta sensación de control, lo que ayuda a reducir o eliminar la preocupación y la angustia que el caos de la situación actual está creando.
Exceso de preocupación: la sobreinformación y los bulos que se transmiten de manera masiva obligan a darle vueltas a la situación continuamente. Este exceso de emociones puede generar psicopatologías tales como la hipocondría, ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo, fobia, etc. Esto es especialmente peligroso en el caso de los adultos que, sin querer, pueden transmitirlo a los niños.
Falsa seguridad: las personas que no han experimentado el virus de cerca tienden a creer que la gravedad del asunto no es como lo pintan ya que sus vidas no se han visto alteradas (más allá del confinamiento). Ven a los demás como exagerados, equivocados, hipocondríacos y por lo general creen que existe una psicosis colectiva a la que ellos no han sucumbido.
Desconfianza: muchas de las personas pertenecientes al movimiento negacionista lo son debido a su falta de confianza en las instituciones. La falta de información veraz y datos por parte del gobierno, la gestión, las medidas contradictorias… todos estos elementos han contribuido a la falta de credibilidad y han generado reacciones de rebeldía frente a la autoridad.
Si se toman medidas de protección no podemos hablar de negación: solo se puede hablar de negación cuando el individuo considera que no es necesario cuidarse, ni cuidar a los demás. No interviene ningún tipo de ideología política, ni crítica respecto a las medidas tomadas.
¿Qué se puede hacer para no alimentar la polarización?
Lo más importante es esforzarse por entender las posturas y lo que hay detrás de cada punto de vista, sin recurrir a la violencia o la confrontación. No sirve de nada tomar una posición extremista ni fomentar el enfrentamiento social, lo mejor que se puede hacer es facilitar el dialogo, buscar soluciones, mantener la calma e intentar transmitirla a los demás.