La surrealista, pero elegante fiesta, de Schiaparelli y Lanvin

Las firmas Schiaparelli y Lanvin han causado sensación en la Semana de la Moda de París. Este lunes tenía lugar la presentación de sus colecciones para el otoño-invierno 2021/2022. Y, ¡menuda fiesta! Ambas casas apostaron por unir elegancia y fantasía con accesorios surrealistas. Y reclamaron en la pasarela la importancia de seguir soñando. Premisa que muchos compartimos en estos tiempos que vivimos. ¡Atentos a los detalles!

Schiaparelli, puso en valor las prendas de fondo de armario. Renovándolas con joyas usadas como armaduras y adornos. Podríamos titularlo como «un surrealismo escrito con alegría». Ello logrado de la mano del diseñador estadounidense Daniel Roseberry. «Amo trabajar para una Casa de Costura donde la creatividad aún define su misión y nunca es tratada como algo secundario», proclamó el diseñador.

Por ejemplo, un cinturón se transforma en una faja color oro que reproduce una segunda piel. Una oreja es el accesorio perfecto para guardar el móvil. Ó un jersey básico de punto blanco de inspiración nórdico pasa a ser una obra de arte con un pecho esculpido en dorado, a modo de sostén. ¿Algo sorprendente? Los accesorios simples como broches, candados ó llaves, usados como botones o bordados en pantalones y chaquetas. La puesta en escena para presentar la línea no fue más que el vídeo de una sesión de fotos con tan solo un par de modelos. Junto con un juego de luces que destacó el contraste de blanco, negro y dorado donde las mujeres parecían superheroínas.

La propuesta de Lanvin, junto con su director creativo Bruno Sialelli, también denota una reminiscencia onírica. Al ritmo de Rich Girl de Gwen Stefani, la colección es toda una oda a la ligereza y al mundo anterior a la pandemia. «Creada en un momento único de pausa mundial, esta colección se anticipa al momento en que, tras el confinamiento, el mundo volverá a abrirse. Recuerda las celebraciones del pasado e imagina todas las fiestas del mañana», explicaba la nota de Lanvin. Rodada en la habitación de un hotel, sus modelos jugaban con coches de niños, bailaban y sostenían gran cantidad de bolsas Lanvin. Los vestidos de satén, lentejuelas, plumas y metalizados fueron los protagonistas. Observamos la tendencia de los minivestidos drapeados al redondear la silueta y alargar las piernas. De hecho, éstas quedaron completamente al aire. Atractivos escotes asimétricos y estampados animal print completaron la apuesta de firma.

Nos hemos convertido en absolutos adeptos a las fiestas organizadas por Schiaparelli y Lanvin ¿Cuándo es la siguiente?