Durante este tiempo de confinamiento, uno de los sectores más solicitados para hacer envíos a domicilio han sido las floristerías. Y no es casualidad, pues las flores, además de acercarnos la naturaleza a casa, provocan en nosotros grandes efectos psicológicos positivos, transmitiendo positividad y alegría en nuestro entorno y convirtiéndose en grandes aliadas para garantizar nuestro bienestar.
Recibir un ramo de flores siempre consigue arrancarnos una sonrisa. Regalar o regalarse flores es una apuesta segura por la felicidad y alegría de la persona que las recibe, porque las flores consiguen lo que pocos regalos logran: desprender, desde el primer momento, una gran energía positiva. Así, en los momentos más felices de nuestra vida, habrá flores de por medio, y en los menos felices, las flores se encargarán de poner una nota de color en el ambiente.
Numerosos estudios han constatado el poder y la eficacia psicológica de éstas. Su efecto es tangible, directamente, a través de nuestros sentidos. Estimulan casi a la par la vista, el olfato y el tacto, logrando despertar emociones desde la primera toma de contacto. Así, a través de nuestros sentidos las flores logran provocarnos placer y asociar sus estímulos a connotaciones agradables que irradian felicidad.
Además de su capacidad de despertar emociones, se ha comprobado que las flores reducen el estrés y la ansiedad, suben el ánimo y proporcionan calma. Este efecto se consigue a través de los ramos de flores, pero también es enorme su trascendencia cuando nosotros mismos somos los que cuidamos nuestras propias flores. De esta forma, a todo lo anterior se le suma la sensación de compañía que producen, así como el poder que poseen a la hora de estimular la creatividad, la productividad y la capacidad de reinvención en innovación en las personas a las que rodean.
Las flores aúnan, por sí mismas, todas estas ventajas descritas, pero además debe sumársele el componente de la psicología del color, y es que según la tonalidad de la flor que nos acompañe recibiremos en mayor o menor medida un efecto u otro. De esta forma, las flores que tienen tonos suaves como pueden ser la lavanda, las petunias o los lirios de agua transmiten calma, paz y alivian el estrés, al igual que las que tienen tonos pálidos, como las dalias o las peonias, que son las mejores aliadas a la hora de calmar los nervios. Por su parte, los colores vivos de los girasoles, los crisantemos o los tulipanes son significantes de alegría y bienestar, mientras que la intensidad de los colores de las rosas, los claveles o las amapolas son una gran fuente de inspiración. Si lo que se busca es irradiar paz y aliviar tensiones, la opción perfecta son los tonos verdes de los lirios de agua verde o los crisantemos de flores verdes.
Mimarse es, también, cuidarse por dentro y cuidar nuestro entorno. Así que, ya sabes, si lo que quieres es un chute de energía positiva, de bienestar y alegría, ¡qué mejor que regalar y regalarse flores!