Son un equipo; mujeres que comparten características, aptitudes y sobre todo, fortalezas. En esta nueva colección, las musas de Helbig se convierten en la principal inspiración de su creadora.
Porque disfrutar del club es lo que hay que hacer. Join the club se ambienta en la Roma de 1976, y es el nombre que recibe la nueva colección de Teresa Helbig. Su inspiración nace en un club privado, ese privilegio del que solo podían disfrutar los hombres. Así, a modo reivindicativo, la diseñadora exhibe como principal inspiración a su Helbigang. Y constituye, de forma divertida, sus diez estatutos del Club Helbig.
I. La moda es una herramienta para luchar, una armadura, una fiesta.
II. Si no es divertido, no nos interesa.
III. Nos gusta la rebeldía coherente.
IV. No creemos en el cinismo. Somos lo que hacemos.
V. Reivindicamos el privilegio de ser uno mismo.
VI. No tenemos ningún problema en ser el centro de atención.
VII. Queremos reinventarnos tantas veces como nos dé la gana.
VIII. No necesitamos el permiso de nadie para crear.
IX. Somos educadas pero transparentes. Si algo no nos gusta, lo decimos.
X. Lo nuestro es la contradicción.
A modo informal, siempre pensamos que somos un club. Tenemos esa estructura de grupo de intereses afines, de ahí nació nuestro hashtag #helbigang. Esto solo es un modo divertido de darle forma física a una sensación, nos cuenta la diseñadora. Los estilismos se deslizan bajo los focos con actitud chulesca. Hay disparidad en los looks. Pero es atractiva, seduce e impacta.
En cuanto a tejidos, se observan materiales descarados como la piel de pitón, otros ingenuos como capas y capas de tul; sofisticación por parte del cuero… Además, Helbig también incluye rafia campestre, crochet metálico y nuevas técnicas de estampación como el bordado con chenilla.
Los colores también divergen. Helbig apuesta por tonalidades potentes como rojos, verdes y rosas. Sin embargo, las contrasta con otras más naturales, como mieles, nudes y blancos. En definitiva, colores ligados a la tierra y al cuerpo, fusionados, al mismo tiempo, con negros azabaches en esmóquines que masculinizan a la mujer sin perder ese toque de feminidad.
Los zapatos las dotan de fortaleza, el Club Helbig es más potente que nunca. Purpurina, ante y colores vivos. Pisan decididas. Son poderosas.
Sea como fuere, Teresa Helbig ha conseguido crear una propia identidad. Resulta fácil reconocer su prendas. Y eso no lo puede decir cualquiera.