Imagínate que tienes un evento especial y quieres buscar el look perfecto, vas a tu tienda preferida y te encuentras con el mismo dilema de siempre, ¿cuál es mi talla? ¿la 36, o mejor me cojo la 38? Estas preguntas nos las hemos repetido muchas veces en nuestra cabeza sin encontrarles solución. Esto se debe a los estándares de belleza que la sociedad nos ha impuesto, o más bien, que las industrias textiles nos quieren fijar. No es ninguna novedad que las modelos sigan unos patrones que se alejan de la realidad que componen los cuerpos de las mujeres.
¿En qué ha desembocado toda esta espiral? En personas con desequilibrios alimenticios y/o psicológicos. Un estudio elaborado en el año 2019 por el Gobierno de Aragón y la Asociación Aragonesa de Familiares de Enfermos con un Trastorno de la Conducta Alimentaria observó que el 70 por ciento de los encuestados sufrían un malestar psicológico provocado por no encontrar la talla correcta. No se trata solo de un problema social, de una cultura que establece lo correcto y lo incorrecto, sino que, además, nos hacen crearnos traumas por cosas tan básicas como el vestir.
En mi experiencia, las tallas son un mito, no te hace tener sobrepeso o estar delgada usar una talla 34 o usar una talla 42. Llevo usando la talla 34 desde mi adolescencia y aparentemente soy una chica delgada, y he pasado por muchas tallas como la 32, 36, 38 y 40 sin experimentar ningún cambio en la forma de mi cuerpo. ¿A qué se debe el cambio de tallaje? A la tienda que vayas, e incluso a la sección que acudas en un mismo comercio. Te animo a pasar a cualquier tienda que tengas a tu alcance y escojas un vaquero, coge diferentes tallas de esa misma prenda y compara realmente las diferencias entre las medidas que ese pantalón adopta dependiendo de su talla.
Ana Morgade hace cuestión de días nos deslumbró a todos sobre la alfombra roja con un `portatrajes´ a modo de reivindicación y como símbolo de apoyo al movimiento `body positive´. “Durante días sufrí pensando qué llevar a la alfombra de Seminci, porque siempre me sucede lo mismo: en los showrooms casi nunca puedo ponerme lo que me gusta, tengo que ponerme lo que me abrocha”, confiesa la humorista en una publicación en su Instagram. Este es un ejemplo personificado de los miles de ejemplos que todos hemos experimentado y que acaban en agobio, estrés, malestar y tristeza.
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Si quieres encontrar la prenda correcta, ve a la tienda, escoge el tipo de vestimenta que te gusta, no mires la talla, llévate al probador dos o tres tallas diferentes en base a las medidas que más o menos se ajusten a tu cuerpo y pruébatelas. Lo que más te puede ayudar es sentirte cómodo/a, guapo/a y libre con lo que llevas puesto sin caer en el error de pensar que tu cuerpo no es bonito tal cual es.